Abasto de agua en Hermosillo, una historia de ineptitud política  

La Corte falló a favor del municipio; una de las consecuencias del fallo fue la creación del organismo operador de agua municipal, quitándole al Gobierno del estado la facultad de diseñar, proyectar y administrar las políticas relacionadas con el agua en ese municipio.

A finales de los 90, el Gobierno del estado encabezado por Armando López Nogales inició una consulta con expertos internacionales y la posterior planeación de una planta desaladora en Bahía de Kino, con el objeto de solucionar el problema de abasto del vital líquido en el municipio de Hermosillo, ya que en ese entonces sus fuentes habituales ya daban visos de agotamiento.

Para el año 2000, la desaladora ya estaba totalmente diseñada y lista para empezar a construirse. En ese año, el panista Francisco Búrquez asumió la presidencia municipal de Hermosillo y amparado en el antecedente de San Luis Río Colorado, municipalizó la administración del agua.

Se opuso a la construcción de la desaladora y anunció que se habían descubierto nuevos pozos de agua al norte de la ciudad que solventarían el problema de abasto durante 50 años.

No fue cierto.

Su sucesora en la alcaldía, Dolores del Río (2003-2006), paradójicamente, pagó caro la decisión de Búrquez, ya que su administración se caracterizó por los famosos tandeos o cortes temporales del servicio de agua por sectores.

El gobierno municipal del priista Ernesto Gándara, en parte favorecido por las lluvias, pudo darle a la ciudad un servicio de agua regular gracias a la construcción del acueducto El Molinito, sin embargo, la medida resultó una vez más temporal, ya que en la administración de su sucesor, el panista Javier Gándara, las lluvias brillaron por su ausencia, volvieron los tandeos y el abasto de agua para la capital de Hermosillo se convirtió en un verdadero problema que necesitaba de una solución urgente y a largo plazo.

3 Padrés acueducto 6Fue cuando el Gobierno del estado encabezado por el panista Guillermo Padrés tomó la decisión de construir el tristemente famoso acueducto Independencia, el cual significó una solución al abasto de agua en Hermosillo, pero también provocó un movimiento social opositor al sur del estado, conformado por algunos miembros de la tribu yaqui y agricultores de la región.

La construcción del acueducto, el cual lleva agua desde la presa El Novillo hasta el municipio de Hermosillo, también terminó en la Suprema Corte, la cual, al día de hoy, sigue sin resolver su procedencia.

La actual gobernadora Claudia Pavlovich, durante su campaña, recibió un decidido apoyo de parte del grupo opositor al acueducto Independencia, el cual operó en el sur del estado a favor de la candidata priista.

Definitivamente, no fue el único factor de su triunfo, pero resultó significativo. A cambio de su apoyo, Pavlovich prometió una solución al conflicto del agua que ha polarizado la entidad.

A dos meses de asumir la gubernatura, la jefa del Ejecutivo dio a conocer la construcción de una planta desaladora en el municipio de Guaymas.

El costo de la ineptitud política

El acueducto Independencia le costó a los sonorenses alrededor de 4 mil millones de pesos. Si bien ha significado el abasto de agua para la capital del estado, la polarización de la entidad y la tenacidad del movimiento opositor tienen a la magna obra del gobierno de Padrés pendiente de la resolución de la Corte en cuanto a si es o no legal su operación.

3 AguaEl pasado lunes 23 de noviembre, la gobernadora Claudia Pavlovich dio a conocer el proyecto de una desaladora para los municipios de Guaymas y Empalme, región que hace muchos años sufre los mismos o más graves problemas que Hermosillo de abasto del vital líquido.

En caso de que la Corte falle en contra del acueducto Independencia, esta obra se convertiría en el plan B para abastecer de agua a Hermosillo. De confirmar la Corte la operación del acueducto, entonces el Gobierno del estado dejaría El Novillo como una fuente de abastecimiento en caso de emergencias únicamente.

Es decir, la desaladora, en cualquiera de los dos escenarios, se convertirá en la principal fuente de abastecimiento del vital líquido para Hermosillo.

El costo total del proyecto, incluyendo el acueducto que llevará el agua desalinizada de Guaymas a la capital del estado se calcula en 2 mil trescientos millones de pesos.

De momento, la inversión anunciada para una primera etapa es de 400 millones de pesos.

El problema de abasto del agua en Hermosillo no pasa únicamente por el acueducto Independencia o la desaladora.

Según cálculos recientes, 40% del vital líquido que corre por la red hidráulica de la ciudad es desperdiciada a causa del deplorable estado en el que se encuentra. Hace al menos 20 años que no se le da un mantenimiento a fondo.

Cada administración municipal, sea panista o priistas, ha postergado la urgente necesidad de reparar la red. Los principales motivos son: uno, que para fines electorales las obras invisibles (ésta es una de ellas) no dejan votos; dos, que habría que destripar la ciudad, con los inconvenientes que conlleva esta medida en cuanto a imagen gubernamental.

Dentro del presupuesto de egresos que propuso el Ejecutivo al Congreso del estado, y que en estos momentos se analiza para su aprobación, se contempla recurso para la rehabilitación de la red hidráulica de Hermosillo y el alcantarillado, colapsado desde  hace mucho tiempo y puesto en evidencia con las inusuales lluvias que cayeron en la ciudad durante este año.

Además, en el anuncio que hizo la gobernadora en cuanto a la planta desaladora, también se dio a conocer una planta tratadora de aguas negras para la capital de Hermosillo.

Aunado a los beneficios ecológicos que encierra este proyecto, necesario desde hace muchos años, los volúmenes de agua tratada podrían canjearse con los agricultores de los ejidos de Hermosillo, los cuales cederían parte del agua a la que por ley tienen derecho a cambio del agua tratada.

Después de casi dos décadas de controversias políticas entorno al agua y un posible costo para los sonorenses de más de siete mil millones de pesos, el proyecto anunciado por el Gobierno del estado, si se aplica correctamente y no cae en manos de la corrupción, la ineptitud y la demagogia electorera, podría ser la tan ansiada solución a los problemas del agua en Hermosillo y en el sur del estado.

Si se cometen los mismos errores de antaño, la espiral de la incompetencia política costaría a la ciudadanía, una vez más, tiempo y mucho, mucho dinero.

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