Informes de gobierno y entorno social



El informe que presentan anualmente los gobiernos de cualquier nivel es una obligación constitucional, y al mismo tiempo son documentos importantes, independientemente del ánimo social en que se encuentre ya sea el país, la entidad federativa o el municipio de que se trate. Pocas veces, desde hace por los menos cinco décadas, el pueblo mexicano ha recibido con aplausos unánimes y buenos comentarios algún informe de gobierno federal. Y hablando específicamente de Sonora, también solo en contadas ocasiones un informe de gobierno ha merecido la aprobación general de los sonorenses. Por lo que usted guste y mande siempre hay motivo para criticar o alabar, a veces más de unas que de otras. El estado anímico social, influido grandemente por los medios, resulta determinante.

En mi mente revivo las ceremonias faraónicas en que se convertían las presentaciones de los informes presidenciales, los recorridos triunfales que realizaban los gobernantes en autos descapotables bajo una lluvia de confetti y papelitos de colores, escuchando los vítores artificiales de un pueblo domesticado y puesto de rodillas ante el poder omnímodo, y los posteriores besamanos denigrantes de embajadores, cónsules, políticos importantes, funcionarios y personajes importantes de la vida civil, que se llevaban a cabo en el Palacio Nacional. En los últimos años todo ese circo ofensivo se ha transformado en un trámite escueto que se lleva a cabo en forma discreta, casi íntima, como si causara pena y vergüenza. Y cada vez con mayor frecuencia el gobernante ni siquiera es el que hace la entrega de los documentos que respaldan el informe, sino que lo hace por medio de un propio.

De aquellas glosas rimbombantes sobre el informe anual de gobierno que acostumbraba realizar el partido en el poder, y que servían como pretexto ideal para presentar únicamente las bondades del trabajo realizado, y los éxitos reales o imaginarios, pero nunca, jamás de los jamases las falsedades y las fealdades, ya solo quedan vagos recuerdos. Incluso son cada vez más raros y menos frecuentes los eventos paralelos de asistencia controlada, a los que únicamente acuden los funcionarios, los amigos íntimos, y los directores de los medios y miembros del gremio periodístico afines al gobierno en funciones. En la mayor parte del territorio nacional el populacho no escucha los informes, ni los ve por televisión, porque sabe de antemano lo que va a ver y escuchar. E indiferente y hastiado, prefiere permanecer ausente, en sus casas o en las calles, rumiando sus tristezas, sus crónicas carencias, la desatención, el olvido y su creciente pobreza y desilusión.

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El sábado pasado fue entregado a la Presidencia de la LXII Legislatura local el paquete de documentos que contienen la información completa sobre el Tercer Informe de Gobierno de Claudia Pavlovich Arellano. Al estilo actual, austero, sobrio y sin mayor protocolo o arguende, esos documentos fueron puestos en manos de la Presidente del Congreso, Rosa Ma. Mancha Ornelas, por la propia gobernadora Pavlovich.

Poco a poco ha ido fluyendo la información oficial, destacando los aspectos positivos del trabajo realizado durante el último año de ejercicio. Al decir de la señora gobernadora “Sonora vive una nueva realidad que requiere de todos unidos” lo cual, se vea como se vea y se piense como se piense, no tiene vuelta de hoja. Hace tres años Sonora flotaba como frágil barquichuela en medio de un mar tormentoso y enfurecido, en el cual unos nos enfrentábamos con otros, y no existía rumbo cierto ni punto de destino. Los conflictos se arracimaban y la corrupción campeaba dentro del gobierno, y también fuera de él, porque la corrupción es contagiosa y se extiende por todas partes, como los virus más contagiosos.

Los actos de corrupción han bajado de nivel, es verdad, pero solo un poco. El combate que se ha emprendido contra ellos no ha producido los resultados esperados y deseados. La gran mayoría de los individuos señalados como presuntos responsables de malversación, peculado, sustracción de recursos públicos y abusos de toda clase, siguen libres y disfrutando del fruto de sus rapiñas. Mucho ha tenido que ver la actuación de los magistrados que atienden las solicitudes de amparo, que se han solicitado y concedido por centenares, obstaculizando la acción de la justicia. Pero desde luego también ha habido fallas graves en la integración de los expedientes, lo que ha propiciado que varios de los pocos encarcelados salgan libres. Ese es, en mi opinión, el renglón que presenta las mayores deficiencias y los puntos negativos más dolorosos, y del que menos puede presumirse.

Entre los renglones donde los avances son más significativos, puedo mencionar educación, salud, infraestructura, economía y transparencia. Las inversiones han sido importantes, y la generación de fuentes de empleo ha sido constante, aunque todavía insuficiente. El estado se mantiene entre los que mejor tasa de crecimiento presentan comparativamente a nivel nacional. Como desde hace ya tiempo, la minería es una de las actividades en que Sonora destaca: somos líderes nacionales en producción de cobre, oro, zinc, molibdeno, grafito, wollastonita y carbón antracítico, y para 2020 Sonora será el único productor de litio en México.

Pero este liderazgo no es gratuito: no se observa ninguna mejoría en materia de ecología y protección del medio ambiente, y sigue incontenible la destructiva contaminación de ríos y mares, la tala criminal de los escasos bosques que tenemos, y la desertificación de las tierras que, además, paulatinamente ven reducido su potencial productivo a causa de la mala distribución del agua para cultivos y para consumo humano. De esta forma tenemos un balance económico evidentemente favorable, pero que contrasta con el panorama ecológico desolador y sumamente preocupante.

La seguridad pública, la procuración de justicia y el estado de derecho son tres renglones particularmente preocupantes. La intranquilidad social va en aumento y el incremento de la violencia ha llegado a niveles nunca antes vistos, coincidiendo curiosamente con la llegada de las nuevas autoridades municipales en los 72 municipios sonorenses, como si los cárteles de la droga y la delincuencia organizada en general, estuviera midiéndole el agua a los camotes, como se dice coloquialmente.

La Fiscalía General de Justicia ha quedado temporalmente acéfala, al igual que la Secretaría de Seguridad Pública, con lo cual se incrementa el nivel de incertidumbre, en estos momentos de particular intranquilidad. El cambio de balance del poder, a consecuencia de los resultados electorales del pasado 1º de julio, hacen prever que el procedimiento para designar al nuevo fiscal general sea complicado y poco terso, independientemente de la obvia dificultad que implica el encontrar una persona con el perfil idóneo para ese complicado, pero vital cargo. El nombramiento del nuevo Secretario de Seguridad resulta un poco menos difícil porque, siendo un funcionario del gabinete estatal, depende de una decisión de la gobernadora. Como sea, estas dos ausencias impactan en el alterado clima social que vive Sonora en la actualidad.

También circulan rumores de corrupción en el actual gobierno, pero se mantienen más bien en el nivel de simples mitotes, sin que hasta el momento haya señalamientos precisos y documentados, como es necesario que sea para que la contraloría estatal y la fiscalía anticorrupción puedan intervenir y tomar carta en los asuntos. Desde hace un par de meses se viene especulando en los medios y las redes sobre supuestos cambios en los altos niveles del gabinete claudillista, sin que hasta el momento se haya producido ninguno. Eso no significa que no los vaya a haber en cualquier momento, pero por lo pronto todo se sigue manejando en plan especulativo y sin bases sólidas.

Total el gobierno de Claudia Pavlovich ahí la lleva, enfilado ya sobre el cuarto año de gobierno, en el que se prevén situaciones difíciles y complicadas a consecuencia del cambio de partido en el gobierno federal y el control absoluto que ejerce MORENA en ambas cámaras. El problema estriba en que las dificultades que le esperan a Claudia y su gobierno repercutirán directamente en las familias sonorenses. La realidad de las cosas es que aunque ya se empiezan a visualizar algunas de las situaciones que vienen, todo será hasta que López Obrador y sus chicas malas y sus chicos peores tomen el control formal de las riendas del país.

En diciembre será el abanderamiento del hombre que se ha comprometido a cambiar el destino de este país y de la mayor parte de los 120 millones de seres humanos que habitamos en él, pero eso será después, más adelante si bien va, porque por lo pronto nada pasará en medio de las agridulces festividades navideñas y los sombríos brindis de fin de año.

A partir del lunes 7 de enero de 2019 empezará en realidad a descorrerse el telón para que dé principio la gran obra teatral que se ha intitulado “La Cuarta Transformación”. Una transformación que nadie sabe bien a bien qué es, en qué consiste, y para qué servirá; y de la cual tampoco nadie es capaz de decir si nos habrá de llevar hacia arriba y hacia delante, o hacia abajo y hacia atrás. Pero eso lo veremos y, con algo de suerte, tal vez lo sobreviviremos.

Espero su comentario en oscar.romo@casadelasideas.com
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