El otro robo del siglo


Héctor Rodríguez Espinoza

I. Hablar de Pemex es:

- Evocar el poema lírico de Manuel López Velarde, Suave Patria: “El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo”.

- La restitución de Lázaro Cárdenas a la nación, el 18 de marzo de 1938, de la riqueza petrolera.

- La lucha del Ing. Heberto Castillo -diputado federal y senador- por nuestro petróleo y su libro: Pemex sí, Peusa no, 1981. 

- Los 1,000 mmp del Pemexgate.

- La mayor explosión en tres décadas, en la Ciudad de México, en el sótano del edificio B2 de la torre de Pemex, el jueves 31 de enero del 2013, a las 13:59 hora del centro de México. Causó la muerte de más de 33 personas y heridas a más de otras 121. La paraestatal había presumido, dos horas antes, en su cuenta oficial de Twitter: "Es un logro para Pemex mantener los indicadores de seguridad por debajo del estándar internacional".

II. Ni el hermoso y efímero arcoíris hermosillense del 10 de enero pudo distraernos de otra tormenta perfecta, que pinta para ser la peor cuesta de enero de los últimos años. (Se une a la polémica intención de reformar la Constitución política para crear la Guardia Nacional, en la frontera de la inconvencionalidad; y la creación, por decreto presidencial, de la Comisión para la verdad y acceso a la justicia, de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.)   

III. Una fea palabra –huachicol- inunda las redes sociales y los medios impresos y electrónicos.

El robo de todo tipo de bienes domésticos, comerciales e industriales, públicos, privados y sociales ha sido, histórica y vergonzosamente, un “deporte nacional”.

Éramos una economía petrolizada, gasolinizada y dieselizada. Pemex era de las primeras 11 petroleras del mundo. Aportaba el 47% del PIB. Pero he aquí que, de robo hormiga se expandió a una paralela distribución y facturación, uno de los eslabones de esta megacorrupción e impunidad, en colusión con su privilegiado sindicato.

Cedió su soberanía energética nacional al crimen organizado, aliado al de cuello blanco.

Este otro robo es un terrible monstruo y flagelo por donde se le mire: provoca el mercado negro, debilita las finanzas públicas, alimenta la corrupción, produce violencia, genera riesgos ambientales, amenaza la salud de la población, degrada la vida comunitaria.

El cáncer ya hizo metástasis.

¿Será que la estrategia contra dicho robo fue el control de las instalaciones de Pemex? ¿será para identificar fugas, purgas y puntos vulnerables, cerrar las refinerías, oleoductos y poliductos? ¿Por eso el negado desabasto?

Golpeado el avispero, la batalla de tintes apocalípticos se libra también en las opiniones polarizadas en redes sociales.

Es admirable el papel de la periodista Ana Lilia Pérez y sus dos libros de investigación son el diagnóstico y la hoja de ruta para su combate y prevención.

IV. En Sonora, dicho robo de los poli ductos es una actividad que inició por lo menos desde los años noventa y dejaba ganancias millonarias para las mafias.

De un solo ducto se le podría extraer diariamente hasta 75 mil litros, que caben en tres pipas. Para poder hacer la perforación, se recibía información del interior de Pemex para conocer dónde había baja presión.

Los grupos de ordeña ilegal han integrado a ingenieros egresados de universidades estatales, y el trabajo estaba sumamente estructurado que se mimetizaba con un negocio establecido formal.

De 19 puntos de ordeña se pasó a 167 en el año 2017 y a 97 en el año 2018.

V. No hay varitas mágicas, ni recurriendo al gracejo presidencial atribuido al cómico Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo, mejor conocido como "Tin tan", en la película de 1947 “El niño perdido”: “Me canso ganso dijo un zancudo cuando volar no pudo, una pata se le torció, la otra se le hizo nudo, luego le dio la aftosa y hasta se quedó mudo, mejor no le sigo porque yo sudooo”.

El desabasto afecta a la industria agro alimentaria y otras ramas de las micro y grandes economías.

Es plausible el arrojo del presidente para enfrentar el saqueo a la nación que desde hace años se hace. Si el precio a pagar son las molestias temporales para la población, es un precio pequeño comparado al efecto sanador para el país. Si se tratase de una mala decisión que no acabará con el saqueo ni llevará ante la justicia a los responsables, sería un error histórico, como si se trata de una mala estimación en la importación de gasolina, disfrazada de guerra contra el saqueo.

Es la primera crisis, reto y oportunidad para su ejemplar castigo y para la austeridad republicana y la 4 T.  

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