El 50% de adolescentes detenidos en Hermosillo está vinculado a las drogas y armas; al ser las leyes más flexibles con ellos, la delincuencia se aprovecha
Daniel Sánchez D.
Noticias sobre crímenes de alto impacto, como secuestro, ejecuciones y narcotráfico, donde sus protagonistas son menores de edad, tienen consternada a la sociedad sonorense y pasmado al gobierno.
Primero eran grupos criminales reclutando niños, pero ahora hay juicios penales y carpetas de investigación en las que las autoridades afirman que los propios adolescentes se están asociando para delinquir por dinero fácil y un estilo de vida retratado en la narcocultura.
El caso más reciente involucra a un buen número de adolescentes de entre 16 y 18 años, quienes, en complicidad con adultos, perpetraron un secuestro fallido que derivó en el plagio de dos menores de 16 años: Jonathan “N”, estudiante del colegio más exclusivo del país, e Irving “N”, campeón nacional de boliche, quien el 1 de diciembre recibió medalla de oro por su participación en el Campeonato Juvenil Centroamericano. Ambos fueron privados de su libertad el 19 de noviembre y ahora son acusados por la Fiscalía de Justicia en Sonora por secuestro agravado y asociación delictuosa.
Fuentes cercanas al caso y de la agencia Ministerial de Investigación Criminal informaron a Excélsior que Jonathan e Irving no habrían sido los únicos menores involucrados en el secuestro, sino que estos habrían conformado una banda de contemporáneos, con edades entre 16 a 18 años, presuntamente asociados para delinquir, con el único fin de ganar dinero.
En los próximos días se ejecutarían más órdenes de aprehensión contra adolescentes y adultos involucrados en un secuestro por el que pretendían cobrar 2.5 millones de pesos, pero terminaron aceptando abonos de 50 mil pesos, de acuerdo con la versión difundida de los hechos.
El 19 de noviembre, Jonathan e Irving fueron levantados, como este último es atleta y estaba a punto de salir a una competencia internacional su caso se volvió viral. La presión social funcionó y 24 horas después fue el primero en ser liberado por sus captores, a diferencia de Jonathan, quien permaneció 72 horas retenido y al ser liberado fue arrestado por la Fiscalía de Justicia, que informó que el levantón fue una venganza criminal por un secuestro que salió mal, por el cual también fue detenido por Interpol en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, Irving, el joven deportista, cuando regresaba victorioso con medalla de oro panamericana.
PROTECCIÓN DE IDENTIDADYazmín Murillo Badilla, jueza Séptimo de Distrito, advirtió que este caso es un claro ejemplo de todo lo que se hace mal en las fiscalías, porque el Ministerio Público debió ser el primer ocupado en que no se revelara la identidad de las víctimas ni de los victimarios, con mayor cuidado cuando son menores de edad y que ya se han revelado sus nombres, direcciones, aficiones y hasta dónde estudian.
Los procesos de Irving y Jonathan, de 16 años, siguen. Ambos están sujetos a juicio penal con la medida cautelar de internamiento en el Instituto de Tratamiento y de Aplicación de Medidas para Adolescentes (ITAMA); en caso de ser encontrados culpables por los delitos de secuestro agravado y asociación delictuosa, enfrentan sentencias de hasta cinco años.
NIÑOS GATILLEROS EN SONORAEn Sonora, durante 2024, al menos 22 niños gatilleros de entre 11 y 14 años han sido detenidos en la región desértica fronteriza, al noreste del país, según reveló Francisco Sergio Méndez, delegado de la Fiscalía General de la República (FGR), quien expresó su preocupación porque los padres no están al pendiente de sus hijos y advirtió que los menores son contratados para delinquir por cantidades mínimas de dinero.
Los menores reclutados por el crimen organizado en Sonora, de manera voluntaria, obligados o con engaños, fungen como como gatilleros, punteros, halcones, mulas del narcotráfico y polleros; los delincuentes encuentran un incentivo para sumarlos a sus filas porque las leyes no son tan severas por su corta edad, son más sumisos, maleables y hasta más económicos.
Marco Paz Pellat, vocero del Comité Ciudadano de Seguridad Pública en Sonora, advirtió que el caso de Jonathan e Irving, así como decenas de casos de niños pistoleros habla de la descomposición familiar y del tejido social, un dato alarmante que reveló es que más del 50% de los menores recluidos en el ITAMA, en Hermosillo, están por casos relacionados con portación de armas y narcóticos.
“Hay que asumir la realidad, hoy existe una gran alegoría tratando de inmiscuir a los jóvenes en el crimen organizado, vendiéndoles cuentas de cristal, diciéndoles ‘vas a ser rico, poderoso y famoso’, pero la realidad es que mueren a etapa temprana, se meten en muchos problemas y, después, dejan una estela de descrédito a sus familias”, advirtió Paz.
Sonora es la cuna de los corridos tumbados, un subgénero de la música regional mexicana que los especialistas han advertido como una pieza clave de la propaganda de los cárteles; el éxito de sus principales exponentes contribuye a normalizar y glorificar al crimen organizado, promoviendo la aceptación social del narcosistema y abonando a la normalización de la violencia.
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