El mercado pronostica que una tarifa del 25% a las importaciones, como está barajando la Casa Blanca, colocaría a México a las puertas de una recesión
Karina Suárez
Fiel a su estilo de negociador duro, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha llevado al límite su amago arancelario contra México, Canadá y China. El republicano ha insistido en que “nada” puede librar a sus vecinos de los aranceles que pretende imponerles a partir de este sábado: un 25% para México y Canadá, y un 10% para China. A horas de que venza el plazo para aplicar estas medidas, el mandatario ha ido un paso más allá, al asegurar que fijará impuestos sobre las importaciones de ace…
ro, aluminio, petróleo, gas, productos farmacéuticos y semiconductores. Las advertencias de Estados Unidos, por ahora, solo están en el discurso, sin embargo, el peligro económico para México sigue latente. La segunda economía de América Latina, y principal importador de EE UU, contiene el aliento en espera de que se consiga un acuerdo in extremis entre ambos gobiernos para evitar los nuevos impuestos o, por el contrario, en confirmar y saber de qué tamaño será el llamado “muro arancelario” de la era Trump.
El déficit comercial de EE UU con México, de más de 157.000 millones de dólares, ha sido uno de los motivos que ha esgrimido Trump para imponer nuevas reglas al intercambio comercial con México, pero no es el único. Desde su campaña presidencial, el republicano había asegurado que impondría aranceles a las importaciones mexicanas si el Gobierno de Sheinbaum no frenaba la llegada de migrantes y el tráfico de drogas, en específico, el fentanilo a su frontera. Este viernes ha vuelto a poner en la balanza, la migración y el narcotráfico. “Impondremos aranceles a Canadá y México por varias razones, la primera es la cantidad masiva de personas que han ingresado ilegalmente a nuestro país; la segunda, las drogas como el fentanilo que inundan nuestras comunidades y, la tercera, por los enormes subsidios que les damos en forma de déficit comercial”, indicó Trump este viernes en su conferencia.
La amenaza no es nueva, pero la advertencia de una nueva crisis arancelaria tiene a México al borde del asiento. Los analistas y financieros advierten de que, si se cumplen estas amenazas, se asestaría un golpe al peso, a las exportaciones, a las inversiones y remesas. En suma, el eco de estas medidas, coinciden, debilitaría el crecimiento económico de la segunda economía de América Latina para los próximos años.
Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, asegura que México sufrirá tanto por la política tarifaria como por las deportaciones del gobierno estadounidense. “Con un arancel general de un 20%, el crecimiento de México se reduciría hasta un 0,3% desde el 1,3% en 2024. Un arancel mayor mandaría a la economía a una recesión, es decir, un crecimiento negativo en el año. Si la tarifa de 25% se aplica a lo largo del año, la contracción de la economía mexicana sería de entre 1,5% y 2%”, prevé el especialista. La agencia calcula que unos 740.000 millones de dólares en flujos comerciales pueden interrumpirse si Estados Unidos convierte el amago arancelario en realidad.
Entre los sectores más afectados por un arancel generalizado está el maquilador, localizado, en su mayoría, en la zona fronteriza con EE UU. El director del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index), Carlos Palencia, advierte de que en el peor de los escenarios, la inversión en activos fijos podría caer unos 1.800 millones de dólares al año, además de la pérdida de unos 150.000 puestos de trabajo, por la evidente baja de nuevos proyectos y aterrizaje de manufactureras. Actualmente, añade, hay más de 6.500 compañías del sector a la expectativa de las decisiones del Gobierno estadounidense, estas firmas generan 3,3 millones de empleos directos en México.
Palencia añade que sería ilógico que Trump ordenara aranceles a diestra y siniestra en México, sin antes haber realizado un estudio de mercado y de los bienes mexicanos que más demandan en su país, por ejemplo, autos, autopartes, electrónicos, dispositivos móviles, textiles para el sector médico, entre otros. “Tenemos que saber sobre qué productos van a imponer el arancel, pero, si EE UU aplica un 25% de tarifa generalizada, se daría un balazo en el pie, porque el capital de este tipo de empresas, prácticamente, es americano”, zanja.
Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM, asegura que México está viviendo un déjà vu de los primeros días de junio de 2019. En ese tiempo, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador llegó a un acuerdo en materia migratoria para frenar las amenazas arancelarias de Trump. En su primer mandato en la Casa Blanca, el republicano amagó con imponer un arancel inicial del 5%, que iría en ascenso hasta llegar a un 25%. Tras semanas de tensión y negociaciones, México desactivó la bomba arancelaria con el compromiso de endurecer la política migratoria y enviar más militares a la frontera. La historia se reedita, ahora, con dos viejos conocidos: el republicano al frente de EE UU y Marcelo Ebrard, quien fungía como canciller del Gobierno mexicano.
El especialista hace notar, que desde su primer mandato y hasta ahora, Trump ha utilizado los amagos comerciales y la incertidumbre al máximo para presionar a otros países y conseguir victorias en distintos frentes. “Si Trump le impone aranceles a México, la economía mexicana estaría entrando en una fuerte desaceleración, con un umbral de recesión. Trump hizo un trabajo de análisis quirúrgico, sabe muy bien cuál es la situación actual y las presiones de la economía mexicana”, apunta el académico, que resalta la alta dependencia económica de México al mercado estadounidense, con envíos por más de 466.000 millones de dólares por año.
El Gobierno de Sheinbaum aún confía en esquivar la bala arancelaria de Trump. La presidenta abogó a primera hora de este viernes por mantener el diálogo con Estados Unidos y “la cabeza fría”. Hizo hincapié en que la imposición de aranceles contra México solo ocasionará una espiral inflacionaria que perjudicará la economía de Estados Unidos. La Secretaría de Economía cifró en más de 10.000 millones de dólares los sobrecostes para el mercado estadounidense, provocados por nuevas tarifas comerciales. Si en un principio el Gobierno de Sheinbaum puso sobre la mesa que, tras un arancel de EE UU vendría otro gravamen contra ellos en respuesta, en las últimas semanas, el planteamiento del gabinete ha sido más mesurado, teniendo como foco el diálogo.