El senador analiza sus chances en base al 2030. La relación con Durazo y el complejo escenario de Morena.
El senador Luis Donaldo Colosio no descarta su candidatura a gobernador de Sonora para el 2027. La opción, según mencionan en su entorno, no solo está sobre la mesa, sino que en febrero el legislador espera encargar una encuesta que le aporte claridad sobre la situación en la entidad del noroeste.
De este modo, una posibilidad que emergió como mecanismo de presión hacia el gobernador Samuel García, que no le cedía posiciones al senador en el final del verano, comienza a ser observado bajo el tamiz de la realidad.
Este año ya aparecieron encuestas que le asignaban una buena posición a Colosio en la entidad gobernada por el morenismo. Allí la elección del 2027 será para una gubernatura de tres años con lo cual sería más funcional a su eventual proyecto presidencial del 2030.
Colosio tiene una relación casi familiar con el gobernador Alfonso Durazo, que atraviesa un momento delicado con sus opciones sucesorias al interior del morenismo.
Las chances del senador crecerían exponencialmente, además, si lograra algún tipo de acuerdo con el alcalde de Hermosillo, Antonio Astiazarán, figura del PAN y fuerte candidato a la gubernatura por un frente opositor.
Otra ventaja para Colosio en Sonora es que allí nunca gobernó ni administró nada, entonces, llegaría como una opción novedosa, lo contrario de lo que sucede en Nuevo León, donde es cuestionado por su gestión en Monterrey que luego devino en su derrota en la contienda por el Senado.
En Nuevo León el senador tiene, de momento, dos obstáculos respecto al poder político. El primero es que el gobernador prefiere apostar por otras opciones sucesorias y el segundo es que en Palacio de Cantera no está del todo descartada la alianza PAN-MC, vehículo sobre el cual Colosio, en sintonía con Dante Delgado, ahora tiene sus dudas.
Sonora, en tanto, le ofrece a Colosio la posibilidad de un triunfo electoral que luego podría posicionarlo en el tablero nacional, especialmente porque allí la gobernabilidad luce más transitable que en Nuevo León.