La elección del fiscal


Gilberto Armenta Reyes 

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Si tus fuerzas están en orden mientras que las suyas están inmersas en el caos, si tú y tus fuerzas están con ánimo y ellos desmoralizados, entonces, aunque sean más numerosos, puedes entrar en batalla. Sun Tzu

 

La elección del fiscal para Sonora está en su punto más alto. La decisión final la tienen ya los diputados locales, quienes deberán escogerlo entre Rafael Ramírez Leyva, Jesús Gabino Cabanillas Herrera y Claudia Indira Contreras Córdova. No se preocupe usted por saber quienes son, no intente siquiera averiguar por sus perfiles, a estas alturas del proceso, y siendo estrictamente ciudadanos responsables como para opinar ahora, usted debería conocer a esto tres elegidos a la perfección.

 

Y los treinta tres diputados locales en el Congreso de Sonora deben también – y más les vale que asi sea – conocer a fondo a cada uno de los tres que conforman la terna de la que habrá de salir el o la titular de la Fiscalía General de Justicia del estado de Sonora. Ya con estos tres nombres en su poder, la actual legislatura no deberá tener problema para decidir quién es el elegido, porque para tranquilidad de usted, debe confiar que durante estos pasados 10 días, los legisladores sonorenses se dieron a la tarea de conocer a los 34 aspirantes, incluidos los tres que la gobernadora integró en la terna.

 

Claudia Pavlovich Arellano hizo el trabajo que en el Congreso no pudieron o no quisieron hacer. Tomó la rienda que el Comité Ciudadano de Seguridad Pública prefirió no rozar siquiera, y en tres días depuró la voluminosa lista de aspirantes, evaluó perfiles, y determinó con asertividad que solo tres de ellos podrían encargarse de la procuración de la justicia en Sonora.

 

Para conseguirlo, el gobierno estatal a su cargo observó orden en sus procedimientos jurídicos, manejo con pulcritud el tema, dejó que el Legislativo siguiera su camino en los temas propios de este poder, no se enredó en dimes y diretes y trabajó para sacar adelante la agenda de la fiscalía.

 

Ni un solo miembro del gabinete estatal se atrevió a descalificar posturas de ninguno de los diputados locales. Resistió en silencio el embate de los partidos de oposición, y respetó la opinión de todos. 
No criticó a alcaldes en ninguna de sus acciones, y en cambió los recibió en Palacio de Gobierno o los visitó en sus propios municipios.
No entró en el perverso juego de la confrontación, sino que se dedicó a tender puentes de comunicación y trabajo conjunto.
Calló bocas tomando decisiones difíciles pero urgentes y necesarias.
Asumió sin quejarse su responsabilidad, y sin “patear el bote”, pone ahora a los diputados locales bajo la responsabilidad de tomar la decisión final.

 

Eso, en política se llama gobernabilidad, que luego lleva a la buena gobernanza. Al orden político pues.

 

Ahora, y antes del 17 de noviembre, el Congreso del estado de Sonora deberá tomar una decisión, y con al menos 22 votos, designar al nuevo fiscal para este estado.

 

No será aceptable la posibilidad que ofreció Héctor Raúl Castelo Montaño, diputado de Morena que, irresponsablemente, dijo que aprobaban la lista de 34 aspirantes, pero que rechazarían la terna final si esta no era del agrado de la bancada de Morena.

 

Tuvieron la oportunidad de eliminar a “fiscales carnales” que les quitan el sueño, pero no solo no hicieron eso, sino que cerraron puertas a aspirantes afines a ellos como miembros de la izquierda.

Acariciaron la posibilidad de saturar la lista de aspirantes con los propios, pero fueron sorprendidos con una apabullante realidad: no hay perfiles idóneos entre ellos.

 

Los diputados sonorenses de todos los partidos deben entender ahora que la responsabilidad en sus manos no es para disentir a priori. Los de izquierda deben aceptar que su posición como gobierno ahora, no les permite mantenerse como la oposición que antes eran. Deben prevenir que su plataforma política no se convierta en una intransigencia de gobierno. Los de derecha deben asumir el reto de mantener el orden en el Congreso, de desechar fobias personales que los llevan a perseguir intereses personales, y guiar la decisión final por un buen camino. 

La fiscalía está en juego, y por eso no pueden seguir manteniendo el discurso revolucionario que enarbolaron en campaña. Eso les sirvió para ganar la elección, pero no les alcanzará para gobernar.

 

Mantenga usted la atención en este tema, porque es aquí donde podrá valorar el voto que emitió el pasado 01 de julio. No es solo la fiscalía la que habrá de decirse, sino el correcto destino justamente de ese voto.

 

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