Los habitantes de Bacanuchi, Sonora, deben tener fe de que Grupo México construyó correctamente una mega presa de desechos mineros de 3 mil 326 hectáreas en su superficie, donde caben más de cuatro mil campos de béisbol.
Aunque la presa de jales se autorizó en 2013, inició a operar un año después del derrame en 2014 de 40 mil litros cúbicos de sulfato de cobre acidulado, en una presa de lixiviación.
La presa de jales tiene capacidad para almacenar mil 700 millones de metros cúbicos de agua, y se encuentra a 20 kilómetros de Bacanuchi, la comunidad que fue la primera afectada en el derrame del 2014, y de donde es Juan Flores.
“Las autoridades habían indicado que el accidente se debió a un mal diseño de las instalaciones en el año 2014, por un tubo fue el descuido que se tuvo para que pasara el hecho, ahora mi pregunta, ¿quién nos asegura que de nuevo no va haber algún tipo de accidente, otra indiscreción como esa?”, comentó.
Para la construcción de la presa de jales, Buenavista del Cobre, subsidiaria de Grupo México que maneja la mina de Cananea, hizo un Informe Preventivo que revisa someramente las afectaciones ambientales.
Germán Daniel González Siqueiros, Jefe de la Unidad de Gestión Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), destacó que el Informe de la mina revela las afectaciones ambientales de la presa de jales, y las acciones de mitigación.
“Los potenciales impactos serían las afectaciones a individuos de lento desplazamiento, afectación temporal en patrón de distribución de la fauna, alteración de ruta de fauna silvestre, disminución, pérdida o fragmentación del hábitat”, precisó.
En un informe técnico de grupo Poder (Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación), se explicó que el Informe de la mina señala que sólo se registró en visitas de campo a 24 especies animales en el área de impacto de la presa de jales. No obstante, Poder encontró que son en total 258 especies las que convergen en el corredor biológico, que tiene especies de aves migratorias.
El Informe Preventivo que se entregó vía solicitud de Transparencia a Poder, señala que se identifica la cuenca del Río San Pedro como uno de los corredores biológicos de importancia. Según un registro de la Universidad de Sonora, en esa franja de la cuenca que comparten Estados Unidos y México, hay 13 especies nativas, nueve de ellas en nuestro territorio
“Si ese represo se viene encima, qué va a quedar de Bacanuchi, qué va a quedar de las comunidades, de la historia, de nuestra vida, de nuestra fauna, de nuestra flora”, dijo Francisca García, miembro de los Comités de Cuencas del Río Sonora.
Héctor Vega Deloya, investigador de la Universidad de Sonora que ha trabajado con las poblaciones afectadas del Río Sonora, destacó que hay desconfianza de la forma en que se prevén los impactos ambientales de la presa de jales, y de si realmente tiene los requerimientos mínimos para evitar escurrimientos o desbordes que inunden Bacanuchi.
Precisó que otro derrame como el del 2014, pero ahora en la presa de jales que tiene 51 mil veces más agua que la que corrió con desechos de lixiviación por toda la cuenca del Río Bacanuchi y Sonora, sería desastroso.
“Se instalaron 30 pozos, que se supone que son en este proyecto para la recuperación de las aguas filtradas que no están en el cauce de lo que originalmente sería el arroyo, en donde está la presa de jales.
“Están colocados en arroyos que van al norte, y lo que están haciendo es afectar todos los arroyos que son tributarios a la cuenca alta del Río Bacanuchi, por lo tanto, están utilizando este proyecto como justificación para una explotación desmedida de las agua pluvias que tributan el Río Bacanuchi, y por tanto del Río Sonora”, denunció el académico.
