Partidos y diputados: ¿por quién doblan las campanas?


Bulmaro Pacheco

Domingo 8 de septiembre de 2019

Inédito para la política de Sonora: En la elección del 2018 los candidatos al Congreso local y federal de la coalición PT-Morena-PES, ganaron 20 de los 21 distritos de mayoría y los siete federales.

Sus candidatos fueron resultado de una variada mezcla, donde lo mismo aparecieron  los llamados ciudadanos sin partido, ex militantes del PRI, del PAN, algunos provenientes de la escisión del PRD y otros más de la diversidad de militantes de varias formaciones que en un tiempo hicieron cola en otros partidos, buscando oportunidades para postularse. 

Toda una diversidad de ideas, biografías, experiencias y expectativas políticas cubiertas bajo el manto protector de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, quien les dio el principal impulso para que ganaran en sus distritos, unos más unos menos. 

Algunos de ellos no pensaban ganar. Por ejemplo: un candidato en lugar de hacer campaña se fue por varias semanas al mundial de futbol; otro solo se limitaba a un par de actos de campaña al día; uno más solo se agregaba a los actos de campaña de los candidatos a las presidencias municipales. Una verdadera colección de personajes poco conocidos y sin una mayor experiencia política. No les fue tan mal.

En uno de los distritos se logró incrementar los niveles de participación electoral por arriba del 60 %  (Distrito XXI, 61.5%); en seis distritos la participación bajó del 50 % (San Luis, Puerto Peñasco, dos de Nogales, y los distritos VIII y XI de Hermosillo); en 13 distritos la participación electoral apenas rebasó el 50 %. El PRI, aliado con el Verde y el Panal, en 17 distritos ocupó el segundo lugar y solo ganó el Distrito XVIII, con cabecera en Santa Ana, con Fermín Trujillo Fuentes, logrando ahí la máxima participación con 67.3 %.

El PAN quedó en segundo lugar en solo tres distritos: Puerto Peñasco, Nogales y Santa Ana. En el resto anduvo entre el tercero y el cuarto, con derrotas notables de sus personajes más conspicuos como Leticia Amparano, Javier Neblina Vega, Angélica Payán, Luis Ernesto Nieves y Gerardo Gaytán, entre otros.

En el PRI también hubo bajas sensibles de quienes habían ligado anteriormente posiciones importantes: Karina García, Susana Corella, Guadalupe Gracia, Ulises Cristópulos, Vicente Solís, Omar Guillén, Flor Ayala y Epifanio Salido, entre otros.

La coalición de Morena con el PT y el PES alcanzó otra diputación, de representación proporcional, quedando con un total de 21 diputados locales. Una cifra sin precedentes para la política local.

El resto de las curules de representación proporcional fue: cinco para el PRI, tres para el PAN, una para el Verde Ecologista, una más para Movimiento Ciudadano y otra para el Panal, 21 contra 12. En total, 1, 052,642 votos para los diputados al Congreso local en 2018.

¿Qué le pasó a la fuerza política mayoritaria en el Congreso local que poco a poco fue perdiendo poder y presencia numérica no solo en el debate, sino también en la participación y en la definición de los principales temas de la agenda legislativa?

Una serie de sucesos ocurridos en el primer año de ejercicio pudieran ayudar a interpretar la actual crisis de esa mayoría y sus derivados.

La primera escisión (crisis) se registró cuando en el mes de agosto de 2018 fue desconocido como dirigente estatal del Partido del Trabajo Jaime Moreno Berry, el legendario dirigente que por más de 30 años organizara a ese partido en el estado. ¿Qué originó la salida de Moreno Berry? Conflictos internos por el poder, sin duda.

Después a Moreno Berry le harían otra. Lo bajaron de la carrera por la diputación plurinominal para dársela a Miguel Ángel Chaira Ortiz cuyo mérito principal había sido el de haber participado en la tómbola de candidaturas de Morena (tómbola contra 30 años de militancia ¡!)

(Chaira es el mismo diputado que en abril renunciara a la vicepresidencia de la Comisión permanente del Congreso alegando violaciones a la ley orgánica y a que su bancada no fue tomada en cuenta).

La salida de Moreno Berry se da cuando el Partido del Trabajo por primera vez en Sonora logró más de 40 posiciones entre federales locales y regidurías, básicamente cinco diputaciones locales y cuatro alcaldías: Imuris, Bácum, Guaymas y Empalme.

Tomó su lugar como Comisionada política Nacional en Sonora la diputada federal, —hoy directora de la Conade— Ana Gabriela Guevara, que por sus responsabilidades en el gobierno federal se lleva más tiempo en la Ciudad de México que en Sonora, quedando pendiente de dirimirse la presunta compatibilidad (estatutaria) del desempeño en la dirigencia partidista y  al mismo tiempo en un cargo administrativo en el gobierno.

La segunda crisis se presentó cuando le fue retirada la coordinación de la diputación del PT en la Cámara al diputado Rodolfo Lizárraga Arellano, a pesar de que tenía el apoyo de la mayoría de sus compañeros de partido. Esa tensión, con el guaymense hasta ahora sigue.

La tercera crisis que golpeó a la Coalición de las izquierdas en el Congreso fue la detención y encarcelamiento de su presidente municipal  Rogelio Aboyte Limón con documentos falsos a finales del año pasado en la frontera con los Estados Unidos.

En lugar de asumir su responsabilidad, los diputados de la Coalición soslayaron el conflicto en Bácum, fingieron candor y dejaron correr el tiempo, propiciando una mayor descomposición política en el ayuntamiento donde se generó un peligroso vacío de poder. Cuando por fin decidieron revocar el mandato de Aboytes y nombrar sustituta, el conflicto ya estaba en plena descomposición. La designada Benita Aldama tardó 42 días en asumir su responsabilidad, dado que los del ayuntamiento no la dejaban entrar al palacio.

La cuarta gran crisis  es la del diputado Luis Armando Colosio con el resto de su bancada. Ya como presidente del Congreso para el mes que corre –el diputado Luis Colosio presume de su militancia en Morena y el resto de sus compañeros lo desmienten. Quedaron de hacerle un vacío–.

La realidad es que la coalición perdió ocho de sus votos con la propuesta de Martín Matrecitos Flores para presidente de la Cámara, quedándose solo con 13, que le alcanzan para muy poco a la hora de las propuestas. La votación final fue de 19 votos para Colosio y 13 para Matrecitos, lo que exhibió una grave división en la Coalición.

Y una última crisis se presenta por la ausencia de interlocución partidista hacia la representación en el Congreso, lo que ha dado lugar a importantes interrogantes en esa materia: ¿Quién manda en Morena en Sonora y quien define sus estrategias políticas?, ¿Quién controla a lo que queda del PES?, ¿Quién manda realmente en el Partido del Trabajo?

En Morena hay tres figuras con influencia en el liderazgo del Congreso y en los principales ayuntamientos: El delegado de la Secretaría de Bienestar, Jorge Tadei, el dirigente estatal de Morena Jacobo Mendoza, y el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana Alfonso Durazo, quien incluso los llamó al orden en una reciente visita a Guaymas.

Moreno Berry sigue siendo un referente político en el Partido del Trabajo, miembro activo de su Comisión Ejecutiva Estatal, y Ana Gabriela Guevara sin estar en Sonora, ha delegado el trabajo partidista del día a día en el ex presidente municipal panista (Arivechi) Ramón Ángel Flores Robles.

En el PES, el liderazgo —de lo que queda de ese partido en Sonora (que no tiene registro local porque no alcanzó el porcentaje de ley)— lo ejerce el diputado federal Manuel de Jesús Baldenebro Arredondo, ex presidente municipal por el PRI de San Luis Río Colorado; nada que ver con las izquierdas y sus variaciones.

¿Qué le pasó a la Coalición?, ¿les faltó experiencia y conocimiento? ¿Sabrían a lo que iban y lo que les esperaba?, ¿les faltaron asesores o un liderazgo de partido que realmente los respaldara y orientara?

Lo que empezó hace apenas un año, como una gran expectativa de cambio real por el número de diputaciones logradas —un número envidiable de  esa fuerza política— y de que ellos iban a encabezar las reformas constitucionales para propiciar los cambios políticos y jurídicos que Sonora requiere, al parecer se ha esfumado.

Los 13 diputados que le quedan a la coalición no alcanzan ni para reformar leyes y, lo peor de todo, ni los diputados locales ni los federales  hacen gestoría social efectiva hacia sus electores, los mismos que ya ven —apenas en un año—,con desencanto y desánimo a quienes les dieron el voto el año pasado, pues no han representado un cambio real ni tampoco y por lo visto—muchos de ellos—, alcanzaron a bañarse en el Ganges, para purificarse políticamente y olvidarse de sus orígenes partidarios anteriores. Con todo esto, al parecer la crisis todavía va para largo.

bulmarop@gmail.com

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