Guadalupe González Lizárraga, vocera del movimiento, indicó que el rechazo hacia la nueva dirigencia de la Máxima Casa de Estudios en el estado se deslinda de cualquier situación de razón de género y obedece exclusivamente al proceso de nombramiento, al que refieren como antidemocrático y que vela por los intereses de los grupos de poder dentro de la institución.

“En un proceso oscuro y casi clandestino, en plena pandemia, con una participación minúscula de la comunidad, la Junta ha completado el ritual prescrito cada cuatro años, donde el mismo grupo ha ocupado la rectoría gracias a la Ley 4, haciendo a un lado los deseos de cambio de los universitarios y siendo insensibles a las críticas de profesores, trabajadores y estudiantes”, expresó.

Señaló que por parte del Congreso del Estado es urgente la propuesta de reforma a la Ley Orgánica de la Universidad de Sonora que está en análisis, en la que destacan la desaparición de la Junta Universitaria y la ampliación de la representatividad del Colegio Académico, que pasaría a ser la máxima autoridad; y la educación gratuita en todos los niveles.