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+ Pocos acudieron a la consulta; era de esperarse, ante la dudosa pregunta; aún así, debiera enjuiciarse a expresidentes, la realidad lo hace muy difícil; ahora debe reducirse la “irritación social”, no multiplicarla para desviar la atención de lo importante

Agustín Rodríguez L.

GUAYMAS, Son.- La consulta tuvo poca participación, cual era esperado, y lo demostró la encuesta de salida del Instituto Nacional Electoral.

El Padrón oficial de 93 millones 671,697 ciudadanos apenas aportó el 7% pero, insisto, no se esperaba más, a partir de no saber a ciencia cierta qué se buscaba con esta consulta, nacida de la oferta del presidente López Obrador de enjuiciar a sus antecesores. No lo ha hecho, pese a tener en la ley el mejor argumento de castigar a quien delinquió.

Pero enjuiciar expresidentes tampoco es algo así como enchílame otra. Mire, en Guaymas ni siquiera se ha podido enjuiciar a un alcalde, y no precisamente por carecer de delitos, no digamos a un presidente de la República, reto capaz de poner en jaque al orden institucional y la paz social.

Cuántas fortunas se crearon en torno a la corrupción de los mandatarios, fortunas que hoy, en muchos casos, son sólida base de empresas destacadas, con empresarios vinculados a tareas productivas mil en el mundo y con poder para defenderse apelando a “fuerzas de seguridad” públicas o privadas. ¿Cárteles criminales? También, por qué no.

Por otra parte, no enjuiciar a un delincuente, implica incumplimiento de un deber legal por parte de ministerios públicos, jueces o magistrados; y si antes hubo contralores omisos, verá que la complicación crece. Más, cuando todos queremos que la ley se aplique, pero solo en los burros de mi compadre.

La consulta se hizo con reporte del INE de 99.98% de mesas de recepción instaladas y confirma incidentes pero solo 8% de los que hubo el 6 de junio. Ante el fuego enemigo, pidió a través de su consejero presidente Lorenzo Córdova, bajarle “dos rayitas”, luego de que aquel funcionario panista pillastre venido a Sonora desde Veracruz, hoy diputado en el Estado de México, Sergio Gutiérrez Luna, acuso a los consejeros de hacer una contracampaña para frenar la participación.

Me inquieté con la respuesta, aunque algo escuché de eso: “la consulta no es para enjuiciar a los expresidentes”, sino sobre la pregunta aprobada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que incluye a todos los actores políticos del pasado. Córdova recalcó que el INE está “comprometido con el  histórico ejercicio de democracias directa”.

Tiene razón en molestarse cuando le restriegan en el rostro las actuaciones del pasado. Quizá ya en este sexenio no existan aquellas cosas, pero eso de “no es para enjuiciar a expresidentes”, pues como que ya calienta. Entonces ¿Para qué es? ¿El INE, como antes, “le sigue el rollo” al presidente?

Que no haya duda, la mayoría de los mexicanos quieren juicio contra quienes habrían llevado al país a extremos de hambre, no jugar al trabalenguas ni discutir el significado de ese conjunto de preguntas que pretenden presentar como una sola. Será difícil para el consejero presidente del INE mantener postura cuando pide echar las mentiras a otro lado y que “honremos la mesa de la democracia, honremos  este salón, honremos esa herradura que ha sido el testigo de la transición de la democracia”. Y llamó a todos los involucrados a conducirse con la verdad y no mentir a la ciudadanía.

Yo le creo a don Lorenzo cuando señala que el INE hizo todo lo que podía hacer y refuta acusaciones que buscan desinformar a la ciudadanía. Pero no debe irse más atrás, porque defender a políticos –incluso actuales— lo volvería abogado del diablo.

Me quedo con este llamado de los consejeros por boca de Córdova: “que no se mienta”. Exacto. Eso es lo único que se ha necesitado siempre, y se necesita hoy. Pero decirlo, nos hace ver ingenuos.

La mayoría en las Cámaras de diputados y senadores aprobó la consulta, no el INE, que tampoco la quería, pero como dijo el señor Córdova: “Quien no quiera la consulta y quien esté mintiendo, es realmente quien está tratando de sabotearla y tratando de generar una narrativa, en contra de una institución que sabe trabajar y que tiene aprecio de la ciudadanía, como lo es el INE”.

Debiera decir quiénes son. De cualquier forma, ya vimos cuan pocos querían la consulta. Se necesitaba el 40% del padrón para hacer que los poderes Ejecutivo y Legislativo federales, así como las autoridades competentes, iniciaran las acciones legales correspondientes. Así, la Suprema Corte ordenaría los pasos “para que dentro del ámbito de su competencia realicen lo conducente para su atención”, como señala el Artículo 64 de la Ley Federal de Consulta Popular.

El panorama hoy sugiere que no se darán esas acciones. También, una guerra virtual donde el resentimiento aflorará, junto con lo que varios analistas calificaban como “choques de odio” derivados de toda la historia reciente de nuestra nación.

Lo cuerdo es manejar la situación con un enfoque capaz de devolver la tranquilidad a la gente, quitarle de encima esa “irritación social” que “descubrió” Peña Nieto y solo exacerbó con su frivolidad. Urge el clima social que nos incorpore al verdadero crecimiento en medio de la paz, camino en el cual todo se puede. Incluso reparar los daños de la pandemia, que nos afecta tanto como los políticos que la consulta hizo sentirse bien, porque no serán enjuiciados. Aunque nadie esperaba que lo fueran, es la verdad.

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