Estas líneas…

+ La región está preparada para enfrentar contingencias climáticas; el aviso de tormenta nos unió de nuevo; Víctor Guerrero preso, quién lo creyera; que el “Pato” ya voló, pero al revés; indagan en más dependencias; Pavlovich, la menos culpable en los saqueos
Agustín Rodríguez L.
GUAYMAS, Son. – La amenaza de tormenta nos volvió a unir como comunidad.
Sabemos que los huracanes no tienen palabra, así que la noche de jueves permanecía la autoridad al tanto del monitoreo del huracán que se degradó antes de tocar Baja California sur y se convirtió en tormenta tropical, camino a disiparse previo a categorizarse como depresión.
Pero no se vale cantar victoria y aquí se aplica la frase que le escuché hace tiempo a un amigo alto mando de la fuerza armada naval, cuando avanzaba un huracán en cambiante ruta: no tienen palabra. Elevan o cambian intensidad y rumbo de un momento a otro.
Y si el viernes llegaba a Sonora como depresión tropical, el viento no sería de temerse. La lluvia sí.
Ejemplo: En 2009, Jimena siguió la trayectoria e intensidad de “Lorena”, que amanecería el viernes en suelo bajacaliforniano y navegaría por el golfo de Cortez hacia Sonora, con mucha lluvia.
El problema es lo común que resulta el estacionamiento de este tipo de tormentas en un punto donde dejan caer toda el agua levantada del mar. La historia consigna cómo nos fue.
Pero de nuevo, como los años subsiguientes al 2009 de Jimena y su brutal embestida pluvial, las autoridades demostraron que la experiencia nos enseñó y desde el anuncio de la trayectoria del fenómeno, el llamado de alerta encendió focos ámbar y en horas, estábamos listos para lo que viniera.
El Consejo Municipal de Protección Civil coordinó acciones preventivas. La doctora Karla Córdova González dejó agradable impresión al equipo que nos cuida, al agradecer de gran manera a cada integrante, estar atentos al llamado de trabajo a favor de la comunidad.
No recuerdo quién lo haya hecho antes, aunque el reconocimiento es obvio, decirlo es importante. Ya lo había hecho al equipo que limpió arroyos durante 4 meses y al que entrega despensas en el valle. Y amarró todo detalle para esquivar riesgos, como cancelar actividad deportiva y sumarse a la petición de suspender clases que hizo el sector. Ninguna previsión está de más.
Si la lluvia no llega o llegó en menor intensidad, qué bueno. Malo será siempre que llegue y no estemos preparados, como lo han estado desde el Ayuntamiento hasta la fuerza armada naval y autoridades policíacas, junto con instituciones de emergencia y seguridad en general.
Como región que comparte características, Empalme hizo lo mismo. Su Comité de Operaciones de Emergencia acudió a colonias y al valle a preparar gente sobre posibles afectaciones de “Lorena”.
Luis Fuentes Aguilar y su esposa Xóchitl María Mejía, presidenta del Sistema DIF, y Martín Moreno Egurrola, coordinador de Protección Civil, encabezaron la tarea intensificada al comenzar a correr los arroyos reviviendo el río descubierto por los conquistadores hace siglos, que hacía delta en el estero El Rancho.
La lluvia hizo fluir el agua en ellos de nuevo y, desafortunadamente, elevó el riesgo de inundación en las colonias que irresponsables políticos del ayer permitieron asentarse en las tierras bajas pese a este tipo de riesgo, pero para eso se mueve la gente que le entiende a esos problemas.
Esperábamos saber de un saldo blanco con el fin de semana y que el agua sea una bendición para quienes la necesitan en el campo para producir alimentos, o extraerla y entregarla en las viviendas donde es indispensable para la vida diaria.
En Hermosillo, antes de la tormenta proveniente del trópico, Tláloc fue más que generoso y casi a diario ha enviado lluvia. Sin embargo, el martes, la verdad, se le pasó la mano: llovió casi lo que se recibe en todo un mes de precipitación. Así lo dicen los promedios.
De hecho, nos dijo el alcalde Antonio Astiazarán, es la precipitación más copiosa caída en los últimos dos años, por eso el efecto dañino sobre todo en la infraestructura vial, pero ya caminan los programas de recuperación, aun cuando la temporada lluviosa no ha terminado.
EL LARGO BRAZO DE LA LEY
Decía el acucioso reportero José Luis Villegas en charla de café: “tan seriecito que se veía”.
Y aplico la expresión al hablar del empalmense Víctor Guerrero, maestro de primaria que dejó el gis, limpió sus manos y fue a hacer carrera en la burocracia sindical y estatal. Me dio gusto.
Reflejaba talento y tenía buen trato. Luego se fue a Hermosillo a comisión sindical e hizo trabajo en el PRI estatal y en la Secretaría de Educación, donde Claudia Pavlovich lo hizo secretario cuando el “Pato” de Lucas le dejó el cargo para convertirse en cabeza del PRI estatal.
Hoy se sabe, habría cometido faltas administrativas que dañaron al patrimonio sonorense, con una malversación superior a los 290 millones de pesos, según el fiscal anticorrupción Mauricio Ibarra.
Las denuncias vienen desde 2021, pero hasta ahora se le encontró el hilo a la madeja y hay 2 detenidos, Guerrero entre ellos. Faltan al menos 7, “El Pato” incluido, de quien se dice habría emprendido el vuelo al revés –allá donde está por llegar el invierno--, a Canadá, mientras pasa el vendaval relacionado con las cuentas mochas.
Los dos exfuncionarios del gabinete de Claudia Pavlovich fueron vinculados a proceso y confinados en el Centro de Reinserción Social 1 de Hermosillo. Pronto los acompañarían Cristina Rodeles Valdez, Gabriel Barranco Varela, Juan Antonio Fernández Ortiz y Ernesto de Lucas Hopkins.
Debe resaltarse, de Lucas Hopkins fue secretario de 2015 a 2018; presidió el Comité Directivo Estatal del PRI, fue secretario particular del exgobernador Eduardo Bours y ocupó encargos en lo federal; en 2022 abandonó al PRI y se integró a Movimiento Ciudadano para ser diputado local.
Si él y Guerrero hicieron malversaron el dinero público, deben pagar, como debe hacerlo su jefa –por decirlo así--, quien sabía lo que hacían al contratar una firma privada –como lo habrían hecho otros funcionarios, guaymenses entre ellos—para hacer negocios personales.
La información también la tenía la secretaría de Finanzas, responsable de vigilar el gasto como lo son otras instancias fiscalizadoras, por eso arrojan también culpa a Raúl Navarro Gallegos, nombre que eleva la dimensión del caso, pues saltó a los primeros niveles del poder como figura prominente del equipo de Manlio Fabio Beltrones.
Vayamos a esta síntesis: Claudia Pavlovich fue gobernadora, pero difícilmente habría controlado su sexenio, cuando sus principales responsabilidades –finanzas, obras, educación, salud— se las dejó a funcionarios ajenos. Ella solo tenía a su gente en el deporte, DIF, institutos de la Juventud y la Mujer… cosas así.
Tiene responsabilidad, sí, pero debe subirse la mira para razonar a dónde pudieron ir esos 290 millones, y muchos millones más de otras dependencias en similares procesos de aquella época en la cual no pasaba nada si hacías algo malo.
Mirando lo suficientemente alto, se confirmará que el pleito es grande y Claudia se queda chiquita, por eso prefirió arreglar cosas que la llevaron con cargo al erario federal, a Barcelona, primero, luego a Panamá, para alejarse del mundanal ruido que tanto mortifica cuando se deja un cargo de tanta responsabilidad como el que tuvo, aunque muy acotada, entre 2015 y 2021.
Se necesita una escalera muy alta, pero a ver hasta dónde se llegan.

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