
Samuel Valenzuela
Podemos asegurar que la responsabilidad del adelanto de los tiempos electorales en Sonora, que es donde nos consta, es responsabilidad de medios de comunicación y de comunicadores, con la complacencia de la clase política de todos los signos y alimentado estratégicamente por influyentes perfiles de la gobernanza.
Es un hecho lo irreversible de las campañas anticipadas independientemente del acotamiento del marco jurídico correspondiente en dicho rubro, que para nada acota nada a quienes desbordan las obsesiones por mantenerse o quieren pegarse a la ubre gubernamental o a quienes solo les embona el chile electoral para escribir a casa, por encima de las responsabilidades públicas de quienes entrevistan.

Para anticipados.
Y esta tendencia inició desde hace un año, con medios de comunicación y comunicadores ganosos en atinarle con sus futurismos y la consecuente jauja, y una clase política dejándose querer y dispersando aspiraciones a la menor provocación sin aún calentar el asiento donde fueron puestos y apenas dejar ver que más o menos pueden desempeñar con eficacia sus encargos en instancias burocráticas, sean ejecutivas o legislativas.
Ejemplo evidente de esas campañas adelantadas es a qué diablos vino a Hermosillo el diputado Alfonso Ramírez Cuellar, político zacatecano totalmente ajeno a esta entidad y cuya única gracia importante conocida, por decirlo de alguna manera, es que fue pareja sentimental por varios años de la ex no primera dama Beatriz Gutiérrez Müller y que simplemente vive de sus glorias políticas de un lejano pasado cuando militaba en el PRD.
Pues vino a rendir un informe a Hermosillo para juntarse con toda esa pandilla de encampañados y encampañadas, montar una disque pasarela y hasta un aplausómetro, sin que se sepa absolutamente nada sobre qué chingados informó mientras caravaneaba flanqueado indistintamente por Javier Lamarque Cano, Heriberto Aguilar, Lorenia Valles, entre otras y otros delirantes por sus ansias de seguir prendidos de la ubre.

Beatriz Gutiérrez M.
Ante hechos consumados que rebasan con mucho las insinuaciones, eufemismos, malas simulaciones y sesudas interpretaciones, las precampañas y las campañas electorales anticipadas ya tomaron mucho vuelo en Sonora y prácticamente todos los medios de comunicación tradicionales, marginales y en las redes sociales, son ventanas abiertas a dicho tema con elucubraciones cotidianas en la construcción de candidaturas para tal o cual, para mengano o perengana y así.
Hasta el mismo gobernador Alfonso Durazo Montaño es parte de esa tendencia y como su liderazgo se impone, pues todo mundo le da vuelo a la hilacha con la entusiasta participación mediática para ocupar los mayores espacios sin importar que a lo mejor es el distractor ideal frente a la problemática comunitaria o de los grandes retos por superar para el estado y el país.
En estos tiempos el 24/7 pasó a la historia; el servicio público es de ocho horas diarias y el resto para ocuparse de tareas partidistas, y si es con cargo al erario mucho mejor, aunque en casos de emergencia hay quienes al menos tienen jornadas de trabajo de más horas, pero por supuesto dedican buena parte de su tiempo para atender sus particulares intereses políticos futuristas.

Alfonso Durazo Montaño.
Así las cosas, nunca como en estos tiempos es letra muerta el marco jurídico electoral en materia de precampañas y campañas anticipadas, con instancias presuntamente reguladoras que hasta por oficio deberían intervenir, totalmente ausentes y rebasadas y cuya participación es como de ocio, estado contemplativo que les permite vislumbrar lo más amplio del panorama circundante sin hacer nada y pues a darle dicen los oportunistas.
Y eso que estamos a poco más de 19 meses de la elección del 6 de junio de 2027, cuando ya en Sonora se manifiesta una especie de rickettsia política-electoral, con ácaros, chinches, pulgas y garrapatas por doquier tratando de hospedarse entre la ciudadanía y enfermarla de futurismos y no ande haciendo desfiguros indagando sobre la falta de medicamentos ni las complicidades del huachicol fiscal, de la barredora de Adán Augusto ni del alto costo de la vida; de las corruptelas cuatroteras, ni la incongruencia de la fastuosa riqueza de quienes predican el por el bien de todos, primero los pobres.
Frente a esos activismos abiertos, muy riesgoso resulta el que las políticas públicas de instancias de gobierno sean aplicadas con criterios electorales y como consecuencia recursos del erario sean presupuestados con ese fin, además de distraer de sus responsabilidades a los recursos humanos y materiales del Estado, Municipios y de la Federación.

Tractocamiones huachicoleros.
Por lo pronto, hasta en una entrevista al barrendero de la plaza Zaragoza o al mil usos del Congreso del Estado, se le pregunta sobre sus aspiraciones políticas, opinión que se privilegia por encima de la forma como hace su trabajo, que si la escoba es buena o el destapa caños cumple bien con su función, de sus vocaciones para el servicio público y así.
Insistimos, sin desviar recursos públicos, sin violar la ley y sin distracciones en el cumplimiento de sus responsabilidades, la mejor precampaña o campaña que cualquiera dentro de la nómina del oficialismo puede realizar es hacer muy bien su trabajo, demostrar sus capacidades como servidor público y mostrarse como perfil que da resultados, en lugar de frívolo chorizo demagógico, el auto elogio o el club de elogios mutuos entre similares, el efectismo fugaz de posicionamientos rimbombantes o el simple salivero tan común en estos tiempos.

Alejandro Gertz Manero.
Mientras tanto, el dilema es cuál debe ser el tema más importante de estos días: las evidentes complicidades de las más altas instancias del poder de este país en el tráfico ilegal de combustibles, el llamado huachicol fiscal o las torpezas, evidentes incapacidades que derivan en el criminal desabasto de medicamentos en el sistema de salud pública nacional.
Increíble que durante más de seis años presuntamente haya pasado desapercibido el tránsito de gigantescos buque tanques en puertos mexicanos; la movilización de cientos de tractocamiones de doble remolque operando un intrincado sistema de distribución de combustibles en la red de gasolineras que generó millonarias utilidades para altos mandos de la Marina Armada de México, de Aduanas, de influyentes empresarios cercanos al oficialismo morenista, de familiares de los prohombres de la 4T, en el marco de un vasto esquema de corrupción que costó al gobierno de México, miles de millones de pesos por evasión fiscal.
Luego del escándalo inicial poco se ha sabido y más bien, pareciera que las indagatorias de la Fiscalía General de la República en lugar de dar con los responsables, más allá de un par de hermanos guaymenses, uno detenido y otro en fuga, se ha dedicado en tender un manto protector para cercanos al residente de la Chingada en Palenque y a familias de sus afectos a lo largo y ancho del país.
El fiscal Alejandro Gertz Manero está quedando a deber demasiado en ese tema tan importante, aunque como hasta donde se sabe, aclararlo y dar con los responsables, cómplices y beneficiarios de ese descomunal fraude a la nación sería como darse un escopetazo en una de sus patas o en las dos.

Elefante blanco.
Respecto al desabasto de medicamentos, han sido múltiples los anuncios y plazos cumplidos sobre soluciones de fondo e incluso hasta hubo compromisos de cambio de nombre si no se lograba y así se ha venido pateando el bote, incluso con la construcción de una megafarmaciototota y diversas acciones publicitadas como excepcionales que han quedado en nada, mientras miles de familias mexicanas deben de recurrir a farmacias privadas para surtir sus recetas que antes de 2018 se disponían en farmacias del sector público.
Muy costoso resultó desmantelar el sistema de abasto alegando actos de corrupción nunca probados y sin indiciar a nadie, incluso, empresas vilipendiadas por ese motivo, volvieron a ser contratadas sin que se pudieran alcanzar estándares del pasado en materia de distribución que en el caso de refresqueras, sabriteras y demás llegan y surten de sus productos en los lugares más apartados del país.
La última es que de nueva cuenta no se cumplieron los compromisos presidenciales, en una retahíla de fracasos sin que se tengan datos concretos sobre cuantas vidas ha costado esa larga cadena de torpezas que por lo visto aún le faltan muchos eslabones frente a un régimen insensible al dolor humano.