El presidente de EE.UU., Donald Trump, impuso este lunes aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio.
"Esto es importante, vamos a hacer a Estados Unidos rico de nuevo", indicó el mandatario desde el Despacho Oval, después de firmar las órdenes ejecutivas que hacen efectivo el aumento arancelario.
"Es el 25% sin excepciones ni exenciones", aseguró Trump.
También señaló que estudiaría imponer aranceles adicionales a automóviles, productos farmacéuticos y chips informáticos.
Canadá y México son dos de los principales exportadores de acero y aluminio a Estados Unidos. Sólo Canadá representó más del 50% del aluminio importado al territorio estadounidense en 2024.
Estos materiales son usados intensivamente, por ejemplo, en la industria alimentaria en envases, así como en la industria automotriz para la fabricación de vehículos, o en la fabricación de maquinaria.
La imposición de los aranceles, que aumentarán los costos de importar estos metales a EE.UU., se producen a pesar de las advertencias de represalias de algunos líderes políticos en Canadá, así como de otros países.
Las empresas estadounidenses que dependen de estas importaciones también han expresado su preocupación, pero Trump ha dicho que sus planes impulsarán la producción nacional.
Estados Unidos depende de las importaciones para satisfacer la mayor parte de la demanda interna de acero y aluminio.
Las importaciones netas supusieron en 2023 más del 80% del aluminio utilizado en EE.UU., según Morgan Stanley.
Por otro lado, las importaciones de acero representan una porción menor del consumo total, pero son vitales para algunos sectores como el aeroespacial, la fabricación de automóviles y la energía.
Estos nuevos aranceles se suman a los que la semana pasada Trump impuso a los productos de China, país al que acusa hacer lo suficiente para detener el tráfico ilegal de fentanilo.
Pekín respondió con aranceles recíprocos por valor de unos US$14.000 millones que entraron en vigor este lunes.
En 2018, durante su primer mandato, Trump anunció aranceles del 25% sobre el acero y del 15% sobre el aluminio, pero finalmente negoció excepciones para muchos países, incluidos Canadá, México y Brasil.
Entre los productos más afectados por estos aranceles se encuentran las láminas de acero, ampliamente utilizadas en la construcción y la industria automotriz, así como los tubos de acero, necesarios para la industria petrolera y de construcción.
Otros productos afectados son, por ejemplo, perfiles y estructuras metálicas y las barras de acero, empleadas en la fabricación de maquinaria y componentes industriales.
Los alambres y cables de acero, esenciales para la industria eléctrica y de telecomunicaciones, son otros de los productos afectados, así como las planchas de acero, utilizadas en la fabricación de maquinaria pesada y equipos industriales, y los rollos de acero.
Si bien Estados Unidos ya no es la economía enfocada en la manufactura que solía ser, aún consume decenas de millones de toneladas de acero y aluminio al año, que alimentan industrias como la automotriz, la aeroespacial, la de producción de petróleo y la de construcción de infraestructuras, como carreteras y puentes.
Según los economistas, los nuevos aranceles aumentarán el costo de producción en esas industrias, tanto por el aumento del precio del acero y aluminio importados como por el hecho de que los fabricantes nacionales de estos materiales podrían aumentar el precio de sus productos debido a la menor competencia de las importaciones de bajo precio.
Los nuevos aranceles al acero anunciados por Estados Unidos complican un poco más la situación de este mercado estratégico para muchos sectores.
Los precios mundiales del acero cayeron considerablemente en el último año debido a la sobreproducción, particularmente en China.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, el excedente mundial de acero oscila entre 500 y 560 millones de toneladas.
China redujo drásticamente su consumo debido en parte a la paralización de sus inmensos proyectos de construcción. Además, se sospecha que el gigante asiático subvenciona su producción de forma más o menos directa, lo que reduce los precios, poniendo en aprietos a los actores tradicionales europeos y estadounidenses.
El acero, que estuvo en el centro de la revolución industrial iniciada en Europa en el siglo XIX, sigue siendo la base de muchos otros sectores de la industria tradicional.
En 2023, el 52% del acero producido seguía destinándose a la construcción, mientras que la industria automovilística absorbía el 12%.
Las industrias armamentística y ferroviaria también están entre los grandes clientes del acero, esencial igualmente para la transición energética (turbinas eólicas) y digital (centros de datos).
![Fábrica de alumino en China.](https://ichef.bbci.co.uk/ace/ws/640/cpsprodpb/e369/live/a27eb840-e80c-11ef-a319-fb4e7360c4ec.jpg.webp)
Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones mexicanas de acero y aluminio, concentrando más del 80% de estos envíos.
En el caso del aluminio, las exportaciones mexicanas incluyen láminas, barras y perfiles, productos son clave para industrias como la aeronáutica, la electrónica y la construcción.
Mientras, Argentina, séptimo mayor exportador de aluminio a Estados Unidos en 2024, ve en riesgo su posición estratégica en el mercado estadounidense.
Durante el primer mandato de Trump, Buenos Aires logró negociar excepciones significativas. En marzo de 2018, cuando Estados Unidos implementó aranceles similares, el país consiguió una exención especial junto con Brasil -el segundo mayor exportador de acero a EE.UU.- y Corea del Sur, aunque sujeta a cuotas específicas por producto.
Por otro lado, en Colombia las cámaras de comercio locales calculan que los nuevos aranceles anunciados por Trump afectarán a más de US$750 millones en aluminio y acero que fueron exportados a Estados Unidos en 2024.
![Un trabajador corta una lámina de acero inoxidable en una planta de fabricación de acero en la Ciudad de México, México.](https://ichef.bbci.co.uk/ace/ws/640/cpsprodpb/b902/live/8e51c780-e7d1-11ef-a697-15c17ea31ce4.jpg.webp)
Durante su primer mandato, Trump impuso aranceles del 25% a las importaciones de acero y del 10% a las importaciones de aluminio de Canadá, México y la Unión Europea.
Pero más tarde, Estados Unidos llegó a un acuerdo con Canadá y México para poner fin a esos aranceles, aunque los impuestos a las importaciones de la Unión Europea se mantuvieron vigentes hasta 2021.
Y, también durante su primer gobierno, dejó exentos de aranceles sobre el acero y el aluminio a Argentina y Brasil, países con los que se acordaron cuotas.
En esa época, los aranceles aumentaron los costos para las empresas automotrices en Estados Unidos, así como para los fabricantes de bebidas gaseosas que usan aluminio en sus latas.
Según un informe del grupo de expertos Tax Foundation, estos aranceles se trasladaron a los consumidores, que vieron como aumentaban los precios de muchos productos, y se perdieron decenas de miles de empleos en industrias que usan estos metales.
Los aranceles son una parte central de la visión económica de Trump, ya que los considera como una forma de impulsar el crecimiento económico estadounidense, proteger los empleos y aumentar los ingresos fiscales.
A principios de este mes, Trump amenazó con imponer aranceles de 25% a todos los productos canadienses y mexicanos, pero luego suspendió ese plan durante 30 días.
La política arancelaria de Trump, dicen los expertos, puede tener efectos negativos dentro de su propio país, porque aumentará los costos para los fabricantes estadounidenses que importan bienes y encarecerá los precios para los consumidores estadounidenses.
![Línea gris](https://ichef.bbci.co.uk/ace/ws/640/cpsprodpb/f710/live/9f7a64a0-e7da-11ef-a819-277e390a7a08.png.webp)
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