ABC, 16 años sin justicia

Alejandro Matty Ortega

La historia de un país se construye con los triunfos y las celebraciones, también con las heridas profundas que exigen memoria, justicia y reparación; el incendio ocurrido el 5 de junio de 2009 en la Guardería ABC, en Hermosillo, Sonora, es un símbolo de negligencia institucional, de impunidad sistemática y de un dolor que no cesa para decenas de familias.

Cuarenta y nueve niños y niñas, todos menores de cinco años, murieron ese día, más de cien resultaron heridos, muchos con secuelas físicas y emocionales permanentes; sin embargo, a pesar de la magnitud del hecho, el sistema mexicano ha fallado en proporcionar justicia plena y ha sido la prensa crítica y dentro de ella medios como Dossier Político, quienes se han encargado de mantener viva la verdad que incomoda, la que duele, pero que no se puede ni debe sepultar.

No somos periodistas de ocasión, nuestro compromiso con la verdad, la memoria y la justicia se refleja en cada uno de nuestros reportajes sobre la Guardería ABC, a diferencia de muchos medios que dieron la cobertura inicial y luego abandonaron el tema al pasar los días, DP ha construido una narrativa de seguimiento, denuncia y memoria que honra a las víctimas y confronta al poder.

En sus textos, Dossier Político realizó un periodismo de profundidad, de investigación rigurosa, donde los nombres, las fechas, los documentos oficiales y las omisiones sistemáticas forman parte de un expediente paralelo: el expediente moral de una nación herida; frente al expediente oficial lleno de vacíos, contradicciones y encubrimientos, aquí levantamos el expediente de la verdad:

ABC: El expediente de la impunidad.

Uno de los temas más recurrentes y dolorosos en los reportajes de este medio es la impunidad.

A más de una década de la tragedia, la gran mayoría de los responsables materiales e intelectuales no han pisado la cárcel, algunos enfrentaron procesos administrativos, otros fueron exonerados, y unos más fueron premiados con nuevos cargos en la administración pública o protegidos por redes políticas.

Aquí documentamos cómo la Guardería ABC operaba con múltiples irregularidades: permisos vencidos, condiciones de seguridad nulas, relaciones de parentesco entre los dueños de la guardería y funcionarios del gobierno federal y estatal; es decir, se trataba de un modelo de corrupción estructural que encontró su expresión más devastadora en la muerte de 49 niños.

Además, se ha revelado cómo las investigaciones oficiales han sido manipuladas para minimizar responsabilidades:

Peritajes incompletos, desaparición de pruebas, desacreditación de testimonios y un sistemático desinterés por parte de las autoridades, forman parte de ese expediente oculto que el periodista ha ido desenterrando con paciencia y firmeza.

Uno de los elementos más poderosos en los reportajes es su respeto y acompañamiento al dolor de los padres y madres de los niños fallecidos; hemos construido una relación ética con estas familias, quienes han sido las principales defensoras de la memoria de sus hijos y las más persistentes voces contra el olvido.

En nuestros textos, se narran los hechos de la tragedia y también la larga lucha legal, social y emocional de los padres; muchos de ellos se convirtieron en activistas, en defensores de derechos humanos, en figuras públicas que exigieron a los tres niveles de gobierno lo que la ley y la ética dictan:

¡Justicia!

Los reportajes de DP han registrado con precisión sus marchas, sus vigilias, sus encuentros con presidentes, sus enfrentamientos con instituciones y su constante decepción ante las respuestas vacías del Estado; gracias a este registro, no solo tenemos una crónica periodística: tenemos una memoria viva de la dignidad frente al abandono.

Uno de los grandes aportes del trabajo periodístico fue desmontar la versión oficial que presenta lo ocurrido como un “accidente trágico”; en los reportajes, se demuestra que lo de la Guardería ABC fue una tragedia anunciada, un crimen estructural que responde a la forma en que operan muchos servicios tercerizados del Estado mexicano.

La Guardería era parte del sistema subrogado del IMSS, en el que se otorgan concesiones privadas para operar servicios públicos, esta subrogación, como se ha expuesto, se dio en un contexto de amiguismo, corrupción y falta total de supervisión: La falta de salidas de emergencia, el material inflamable en techos, la proximidad con una bodega gubernamental también irregular, son indicios de una cadena de negligencias que nunca debieron haber sido permitidas.

Es así como los reportajes señalan culpables individuales y retratan un sistema entero que prioriza contratos sobre la seguridad, relaciones políticas sobre la transparencia y simulación sobre responsabilidad.

Frente al silencio cómplice de muchas instituciones y al olvido mediático que suele imponerse con el tiempo, el trabajo del periodista representa una resistencia ética y política; en un país donde el periodismo independiente es constantemente amenazado, censurado o cooptado, nuestra labor es testimonio de que aún existen voces dispuestas a decir lo que otros callan.

Las investigaciones no solamente se han quedado en el plano informativo, han sido insumo para litigios, informes de organismos de derechos humanos, documentales y análisis académicos; el valor del trabajo radica en su contenido y en la incidencia social.

Entendemos que la tragedia de la Guardería ABC no es un hecho aislado, sino parte de una cadena de abusos que sólo pueden detenerse con memoria activa, presión social y verdad documentada, por ello, los reportajes son un archivo y son herramientas de transformación.

El mensaje central que recorre el trabajo del periodista es claro y poderoso: Esto no debe volver a pasar y no se trata de una consigna vacía, sino de un llamado a la acción, a la reforma, a la vigilancia ciudadana y a la memoria colectiva.

Cada niño fallecido tenía un nombre, una historia, una vida por delante.

No eran estadísticas.

Eran hijos, nietos, hermanos.

Su muerte no puede ser en vano.

El dolor de sus familias no puede ser silenciado por convenios políticos ni por el paso del tiempo y el país no puede seguir funcionando bajo esquemas que anteponen el lucro a la vida humana.

Los reportajes son, en este sentido, un legado para las nuevas generaciones de periodistas, activistas y ciudadanos: Un recordatorio de que la verdad, por dolorosa que sea, debe ser dicha; que la justicia, por difícil que parezca, debe ser perseguida y que la memoria, por incómoda que resulte, debe ser defendida.

La tragedia de la Guardería ABC es una herida abierta en el corazón de México.

A 16 años del incendio, el expediente de la impunidad sigue pesando sobre la conciencia colectiva del país pero también, gracias a periodistas honestos y comprometidos con la verdad, existe otro expediente:

El de la memoria, la dignidad y la exigencia ética.

En un entorno donde la información muchas veces se banaliza o se utiliza para fines políticos, el trabajo serio, constante y éticamente comprometido nos recuerda la verdadera función del periodismo: Estar del lado de la verdad, de las víctimas y de la justicia.

Nuestra labor honra a los 49 niños que no debieron morir y también nos interpela a todos:

Como sociedad, como ciudadanos, como humanos.

Lo anterior, porque si permitimos que se olvide la Guardería ABC, estaremos permitiendo que otras tragedias similares ocurran y entonces, la impunidad habrá ganado otra vez.

Pero mientras existan medios como Dossier Político que sigan escribiendo con verdad y memoria, y los padres de familia y sobrevivientes sigan alzando la voz, quizás, algún día, México pueda cerrar este capítulo con la justicia que tanto se ha negado.

Al tiempo.

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