En 10 años de su cafetería Green Cup, nunca había pasado semanas sin vender un solo café, hasta que la pandemia acabó con la clientela que visitaba seguido el centro de la ciudad.
Agosto será el mes de prueba y si la situación no mejora debido al pico de contagios de COVID-19 que se mantiene en Hermosillo, los primeros días de septiembre dará por clausurado el proyecto familiar que emprendió al iniciar su vida de casada.
“Nosotros estamos en un mes de prueba en el sentido de decir seguimos o no seguimos, incluso cerrar se vuelve un lujo porque pues hay que liquidar empleados, hay que pagar deudas de rentas acumuladas, proveedores acumulados, entonces estamos en la lucha de seguir en esto, las estrategias que nosotros estamos haciendo fue habernos adaptado a la nueva normalidad con protocolos de higiene, un protocolo aprobado por el IMSS y obviamente también como empresa y micro tenemos que ofrecer también otras promociones a las personas, a la sociedad”.
En vista de que los clientes también fueron afectados por la crisis económica que ha dejado la pandemia, Sarahí ofrece un 20 por ciento de descuento a la gente que acude por alimentos o bebidas para llevar.
A diferencia de los dos mil negocios locales que anunciaron a través de redes sociales su carta de despedida al público, prefirió hacer uso de las plataformas para pedir el apoyo de los hermosillenses con la compra de un café al día y así poder continuar con el sustento familiar y el de sus cuatro empleadas.
“Uno siempre tiene la esperanza de que abres tus puertas y que van a llegar, que la gente va a llegar, pero no es así, prácticamente fue luchar y resistirse y resistirse porque si no hubiéramos escrito en las redes sociales y si no hubiéramos pedido ayuda a la gente o algo, nosotros todavía estaríamos sentados aquí como pasamos semanas, sentados esperando, viendo la puerta a ver si alguien entraba o viendo el teléfono a ver si llamaban”.
Sarahí accedió a un crédito de 25 mil pesos por parte del gobierno del estado, mismo que solamente le permitió reabrir su negocio tras pasar dos meses sin operar.
Green Cup empezó como un sueño de una pareja de novios que en un futuro planeaban casarse y consolidar el patrimonio familiar, por lo que cerrar en momentos de crisis significaría un golpe tanto económico como sentimental.
