Arturo Soto Munguia / 2024-06-10
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En un país en que el proceso electoral comienza –al margen de los tiempos oficiales- desde el momento en que se cae el último voto a las urnas del proceso anterior, es inevitable abstraerse de esa dinámica porque además no depende de uno, sino de los personajes y los contextos.
Apenas se habían conocido los resultados del proceso electoral del domingo pasado, especialmente en lo que respecta al senado de la República, cuando ya se estaban tejiendo toda suerte de anticipaciones sobre la elección de 2027 donde se decidirá el relevo del gobernador Alfonso Durazo.
(Si es que no es llamado a ocupar un cargo en el gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum, lo que algunos creen remoto, pero que él mismo no descartó con un enigmático juego de palabras en la conferencia semanal del pasado martes, cuando dijo que “no tiene aspiraciones políticas, lo cual no significa que no tiene posibilidades políticas).
Ayer recibieron su constancia de mayoría los senadores electos Lorenia Valle y Heriberto Aguilar que, como estaba perfilado desde el inicio de la campaña, arrasaron en las urnas obteniendo más de medio millón de votos. El propio Alfonso Durazo no alcanzó esa cantidad en 2021.
Ambos son candidatos naturales a la candidatura al gobierno del estado en 2027, con la ‘pequeña’ variable de que gracias a una reforma constitucional promovida por el propio Durazo, la siguiente gubernatura será por primera vez de solo tres años. Ambos fueron electos por seis años, de manera que concluirán sus encargos hasta el año 2030 y bien pudieran, si no hay una instrucción en otro sentido, administrar sus carreras hasta entonces.
Les pregunté sobre ello a ambos, y ambos, sonrientes y con la picardía brillando en sus ojos respondieron, palabras más, palabras menos, que fueron electos por seis años y que su principal objetivo en estos momentos es servir al pueblo de México desde el senado, apoyar a la nueva presidenta y contribuir a la consolidación del segundo piso de la cuarta transformación…
Lorenia y Heriberto no solo son candidatos naturales a la gubernatura. Tienen además la cualidad de que ambos provienen de la izquierda y eso es un factor importante considerando el resultado global de la elección 2024, donde los sonorenses votaron en mayorías abrumadoras y salvo contadas excepciones, precisamente por la izquierda.
Eso les da sin duda una ventaja sobre los eventuales aspirantes de otros partidos políticos, que por cierto quedaron muy desdibujados y envueltos en un mar de enigmas sobre lo que tendrían qué hacer para reposicionarse en los próximos años después de un proceso en el que, de nuevo, se les dificultó la tarea de ‘vender’ la alianza PRI-PAN-PRD incluso entre sus propias clientelas electorales.
Los datos son elocuentes al respecto. Esa alianza perdió votos respecto a la elección 2021 y esos votos los ganó Morena, salvo en el caso de Hermosillo, que por sus características merece un análisis específico, pero lo que es un hecho es que el resultado de esa elección posiciona al Toño Astiazarán como un caso de éxito y lo ubica de manera natural en la contienda por la gubernatura en 2027, pero entonces tendría que resolver si va por ella o se espera al 2030 para ir por la de seis años. De ser así, sería un misterio aún su destino ente lo que termina su segundo periodo y comienza la sucesión 2030.
Una diputación federal lo mantendría en la escena pública en ese lapso, pero la dirigencia estatal del PAN le brindaría la oportunidad de construir (o reconstruir) una opción política que dé un golpe de timón, incorpore ideas y liderazgos nuevos en ese partido, relance la alianza con el PRI y supere viejos ‘liderazgos’ que ya probaron sus limitaciones.
El PRI, por su parte tendría que hacer lo propio porque después de la paliza del pasado domingo comienzan a surgir voces exigiendo acciones radicales y condicionando su militancia a la renovación no solo de su dirigencia, sino de sus definiciones políticas, estrategias y organización.
Hay que estar pendientes en lo sucesivo, porque al parecer se está incubando una corriente al interior del tricolor planteando la idea de ‘desdoblarse a la izquierda’ o de plano abandonar la nave para sumarse a Morena.
No sería la primera vez que sucediera algo así. En 1987 con Cuauhtémoc Cárdenas a la cabeza, varios liderazgos importantes en el PRI abrieron la brecha del tránsito hacia la izquierda poniendo en un verdadero predicamento la continuidad de la hegemonía priista que primaba desde 1929.
Y es que el resultado del pasado domingo es desolador no solo en lo político. También en lo económico y ese es un factor que debe considerarse porque el mapa político que arrojó la elección va a incrementar escandalosamente el flujo de recursos públicos hacia Morena y, probado está, las elecciones no se ganan solo con saliva.
La migración de priistas y panistas hacia Morena es un escenario que seguramente vamos a ver en los próximos meses, como lo vimos en los últimos años.
II
Ayer también recibió su constancia de mayoría como senador el priista Manlio Fabio Beltrones. El ambiente desde luego fue menos festivo y ruidoso que el que precedió al protocolo de los morenistas que se aglutinaron en la sede del INE con gritos, porras y banderolas.
Allí el ex gobernador hizo varios pronunciamientos, destacando el de su intención por impulsar una iniciativa para que los programas sociales sean administrados por un organismo autónomo de nueva creación para evitar el uso político-electoral de los mismos.
Una excelente idea, sin duda, aunque un poco extemporánea pues no se le ocurrió en los tiempos en que el PRI manejaba discrecionalmente ese chorro de dinero que debería ir a los más pobres de México y que, probado está, se iba adelgazando en la medida que avanzaba por la intrincada tubería de la burocracia, de manera que de cada diez pesos destinados a los pobres, les llegaba solo uno.
Beltrones ganó el escaño de primera minoría haciendo buenos los pronósticos consignados en este espacio considerando la base de 330 mil votos que obtuvo la alianza opositora en 2021, aunque perdiendo unos 30 mil en esta contienda.
Manlio no fue el fenómeno reivindicatorio que esperaban los priistas que lo siguen -y seguirán- considerando el cuadro más valioso entre sus filas a pesar de los magros resultados en los que, se debe apuntar, pesó mucho el fardo de Lilly Téllez, una candidata que se tiró en la hamaca de la holgazanería y creyó que en el universo de la intención del voto por la izquierda, era buena idea levantar las banderas de la más rancia y radical derecha.
El gran fracaso de esta contienda fue Célida López. Se fue hasta el cuarto lugar y no pudo ganarle ni al ‘Pato’ de Lucas. Llevaba como compañero de fórmula al joven Froylán Gámez, pero casi no lo dejaba hablar, entusiasmadísima porque estaba convencida de que el camino de la victoria del Plan C era hacer cera y pabilo de Beltrones y Lilly.
A Manlio le bastaron unos minutos del último día de campaña para exhibir a quien no se cansó de calificarlo como el máximo exponente de la corrupción prianista, como aquella que fue a buscarlo para pedirle ayuda en la liberación del hijo de Guillermo Padrés, de quien Célida dijo alguna vez ser la primera en comenzar una recolección de llaves para hacerle un monumento.
Manlio también dijo que Célida lo buscó para que la apoyara en su intención de ser candidata a la gubernatura en 2021, porque no quería que Alfonso Durazo lo fuera. Esto no sé si fueron mentiras de Beltrones, pero es claro que en Palacio tomaron nota.
El fracaso de Célida no solo se mide por su cuarto lugar, pese a que quizá fue la campaña más onerosa de todas. También se mide por esa fallida estrategia en la que dedicó más tiempo a buscar pleito con Beltrones (que ni la peló) en vez de explicar bien el Plan C, lo que derivó en 63 votos nulos porque los electores cruzaron papeletas por el PT y por Morena, cuando no iban ni en coalición ni en candidatura común. Es un escenario que se planteó en este espacio y que muchos desestimaron.
Pero así fue.
IV
Representantes de la Comisión Europea y del Puerto de Amberes estarán próximamente en Guaymas para conocer el proceso de remodelación del puerto y firmar un convenio para la administración del mismo, algo que comenzó a tejerse desde octubre del año pasado cuando el gobernador Alfonso Durazo realizó una gira por Bélgica y otros países europeos para promover el Plan Sonora de Energía Sostenible.
Estas visitas llegan justo en los días en que estará iniciando un plan piloto de la Planta Ford Hermosillo para enviar sus autos al puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, desde Guaymas, envíos que aún se hacen por ferrocarril.
Los trabajos de modernización del puerto de Guaymas se encuentran muy avanzados: de los 13 frentes de obra que integran ese proceso, siete ya se encuentran terminados y ya se han intervenido tres tramos de la carretera Guaymas-Chihuahua; otros trabajos que se realizan allí tienen que ver con una mejor conectividad, la rehabilitación y modernización del circuito ferroviario, el dragado de canales para recibir barcos de gran calado, la rehabilitación de patios y la construcción de un cuarto frío para el manejo de productos perecederos.
Todas estas obras tienen gran visibilidad y sin duda contribuyeron a la derrama económica en el puerto y a la generación de expectativas sobre el progreso que viene. La más contenta de todos -además del gobernador por supuesto-, sin duda es la alcaldesa Karla Córdova, que tras su reelección con abrumadora mayoría, se prepara para administrar otros tres años de buen gobierno en el puerto.
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