¡Ah, el carnaval, carne para satanás, ...!

¡AH, EL CARNAVAL, ¿CARNE PARA SATANÁS?!

El carnaval del Hermosillo se nos fue.

Breve ensayo

Héctor Rodríguez Espinoza

I.  ¿QUÉ SIGNIFICA?

Es poderosa su influencia espiritual. Su verdadero significado espiritual es “carne para baal", expresión que define perfectamente lo que se hace en estas festividades. Baal es uno de los muchos nombres que recibe Satanás, en las diferentes culturas y civilizaciones; era el dios supremo, adorado en el antiguo Canaán y Fenicia. Lo reflejan las ceremonias que hacían los cananeos en honor a este dios; le adoraban con holocaustos de animales y de personas, preferentemente bebés o niños de pocos meses. Otra forma de adoración era practicar toda clase de inmoralidades, deleites y placeres perversos. Era entregar al diablo (baal) los cuerpos (la carne), ya sea en sacrificios quemados o en acciones viles y despreciables. De estas prácticas viene el nombre compuesto de "Carne para baal”, verdadero nombre espiritual que refleja, perfectamente, la esencia de esta fiesta-culto en honor a satanás. La idolatría, el consumo de alcohol y el de drogas.

Observando las campañas políticas, de las de los congresos federal y locales y hasta las de los ayuntamientos, no se aleja mucho del significado del carnaval. El dios es el dinero y el poder; o el poder y el dinero, al que Giovani Papini llamó "el excremento del diablo”. Y la carne es la de los 3,226 aspirantes a ocupar los jugosos cargos en juego. La ofrendas la constituyen los baños de lodo; de extradiciones de gobernadores procesados y otros ya presos ya a punto de ser liberados físicamente bajo caución, pero continuando su proceso fuera de sus celdas; de colas delictivas -ciertas o inventadas- que les pisen; de consignaciones ministeriales; de carpetas de imputación; de prisión preventiva; de posibles torturas físicas o psicológicas; de difamaciones y calumnias … y una larga cadena de las peores miserias de la condición humana … pero en busca "desolotada" del moderno dios baal. El poder y el dinero.

II.- EN EL MUNDO.

El Congo. Ataque terrorista. Tres versiones sobre el atentado del jueves 27 en Bukavu “Sabemos que hay algunos muertos, pero no cuántos”, aseguran fuentes eclesiásticas. Explosión de una bomba durante un mitin organizado por las “nuevas autoridades” instaladas por el M23, movimiento rebelde que tomó la capital de Kivu del Sur el 16 de febrero.

Alemania. Los juerguistas se reúnen para el lanzamiento del Jueves Gordo a las 11:11 de las celebraciones del carnaval de la ciudad en Colonia, el 27 de febrero de 2025. Las autoridades han intensificado las medidas de seguridad para el carnaval, especialmente a la luz de una supuesta amenaza terrorista por parte del Estado Islámico contra los eventos de hoy.

III.- MÉXICO.

1.- Hermosillo. El carnaval chino 1882-1933.

“Todo fue un derroche de elegancia, multicolor. Dos orquestas tocaban sin cesar. La belleza de la mujer hermosillense brillaba en todo su esplendor. Al despertar la gente de su sueño carnavalesco se dieron cuenta de que la ciudad había sido tomada por los chinos”. Enrique “Kiki” Vega Galindo.

https://www.primeraplanadigital.com.mx/el-carnaval-chino-en-hermosillo/

2.- En Hermosillo se llevaron a cabo carnavales, Cronista Ignacio Lagarda.

https://www.youtube.com/watch?v=Zma-pYL25Io

3.- Un cuento de la ciudad nocturna. Luis Enrique García Pérez, en su libro Ciudad Nocturna, nos ofrece un cuento alrededor de un suceso del carnaval de 1944, un ilustre abogado contra un popular mesero, que denominó:

“La vikinga y la chuyona.

Sin lugar a dudas, la Vikinga y la Chuyona fueron los primeros trasvestistas de nuestra ciudad. Los primeros en ejercitar abiertamente, subráyase el particular matiz.

La vikinga no era otro que el ilustre abogado Mario Carlos de la Vega, cultivado en artes y jurisconsulto de loados vuelos, educado en la capital y vuelto a la provincia de sus abolengos. La chuyona, por su parte, de toscas hechuras y modestas pretensiones, respondía a nombre de Jesús Baltasar, se encargaba de servir las mesas de la fonda EL RANCHO, localito memorable mucho más que por sus guisos por las tazas de mezcal ofrecidas bajo cuerda, por sus puertas abiertas hasta ver el sol y por las voces de los mundos Vásquez, guitarreros de solvente requinto y repertorio.

Abogado y fondero, la vikinga y la Chuyona, cada quién por su cuenta, coincidieron en las fiestas de añoso carnaval y inequívocamente vestidos como damas. Don Mario, turbadora Vikinga de elevada talla, trenzas de rubias y apretadas vueltas y declara importación, mirada ploma, lanza en mano, sandalias atadas a las pantorrillas, faldellín de vaqueta y metálicas aplicaciones, todo de magnificas facturas; Y Jesús, amplio de tronco y sentaderas, pobretón pero animoso, colorete y rimel de precios en ofertas, peluca de casera confección, faldas plisadas en rojo solferino, medias de raya y empinadas zapatillas. La armaron buena en las fiestas del cuarenta y cuatro. La Vakinga desfiló en el carro alegórico promovido por la cervecería; la Chuyona lo hizo a pie, escoltado por docenas de vagos que coreaban a pulmón abierto los meneos de pelvis y los taconeos.

Cinco días con sus noches duraron las fiestas y sólo en las últimas horas de la noche quinta, del cierre, se encontraron frente a frente la Vikinga y la Chuyona, seguidos con fervor por las fans originales y los conquistados. Encuentro inevitable, lucha perruna, irremisible, duelo feroz entre ambos trasvestis por el voto decisivo. Lugar de los hechos y remate oficial de la carnavalera fiesta, la plazuela Obregón, maquillada con focos de colores y castillo de pólvora, vestida con el amplio tapiz de cascarones, confeti, serpentinas y otras basuras mucho menos disculpables. Estratégico jardín para albergar toda clase de ocurrencias: discursos, mítines, kermeses, nocturnas caminatas... jardín tradicional donde esa noche la gente se agolpó para ver por última vez el paso de los carros alegóricos, el paso de las comparsas y las mascaritas, la actuación de los mariachis, los tríos, las cantantes populares y la banda municipal...

Fue lo que se dice un duelo a fondo. Vikinga y Chuyona, finalistas naturales de la mascarada, habían opacado no sólo al resto de los participantes sino a la figura cumbre, Margarita I, la reina, rubia y nevada sin par como la musa del poeta; y ni hablar de la forma en que habían borrado el interés por el rey feo, Miguelito Alvírez, conocido tenorio local; y ni quién olvide la manera en la que habían eclipsado la forma de Renato Fontes, comandante de policía, ganador indiscutido del título del malhumor. Chuyona y Vikinga disputáronse en el cierre de la noche quinta los laureles del festín; disputáronselos con desbordamientos y hambre de victoria: la Vikinga, como quien asesta un madruguete, “desafinadón” pero con puntaje voz, cantó a capella un aria de Parsifal, algo así como Amfoles! Die Wunde!, en contundente idioma alemán que dejó lela a la concurrencia y cuya ejecución, una vez vaporizadas las primeras quemaduras del asombro, arrancó ruidosas peticiones de reprís y aplausos, aunque entreveradas con notable dotación de silbidos. En respuesta inmediata, la chuyona, timbre y desplantes a la Lucha Reyes, lanzó a los vientos entre la rugiente porra de sus seguidores las estrofas de “La tequilera”, modelo de fuerza expresiva y atinada imitación que inclinó sustanciosamente a su favor a la balanza de las opiniones. Resintiendo el golpe, la Vikinga pidió selecciones de alto repertorio entre los músicos presentes, que nomás acertaban a mover cabeza y hombros y evadir miradas; luego de las muchas y obvias respuestas negativas, la banda municipal complació al abogado con una muy particular versión de Poeta y Campesino, cuyas notas dieron nuevo ángulo a la competencia: dominando el peso de sus vigorosas piernas, la Vikinga se trepó al kiosko central y ejecutó los compases de la obertura valiéndose de pretendidas y evidentemente improvisadas cabriolas de ballet y otros lances que, a pesar de los serios traspiés que le causaron -dos resbalones muy mal disimulados, incluso-, lo ayudaron a elevar el índice de vítores  y aplausos. Retomando el turno, la Chuyona respondió de obra a la innovación del reto: se bajó de las altas zapatillas, pidió ritmo caliente al Conjunto Bahía por ahí dispuesto y en deslumbradores jiros y estremecimientos de vedette en cartelera, devoró los compases de la Conga por entonces verdadera fiebre, que rápidamente enloquecieron en agitadisima hipnosis a los cientos de curiosos, desde niños a viejitos, contagiados del incendio en la zona de los pies y las caderas. Preocupado por la talla del rival, mientras tanto, la vikinga se había hecho llegar un tocadiscos y una carga de diversas grabaciones con la mira de suplir el oscurantismo de los músicos callejeros, como luego dijo; volvió a las alturas del kiosko, conectó el aparato, puso a girar un disco que sólo unos cuantos reconocieron las danzas polovetsianas del Príncipe Igor, se plantó en el centro de la inusitada pista y caray, entonces sí, qué manera de seguir la melodía, medio torpe el hombre de cualquier modo, pero suficientemente iniciado para que sabihondos y profanos constataron la escuela y experiencia de Don Mario en el manejo de los saltos, las vueltas, las elevaciones y piruetas que los cultos ahí reunidos exprimieron dando cátedra sobre pliés, retombés, reveles, developés, vendaval de fruncezazos venturosamente cubiertos por los gritos de fascinación y pasmo levantados en honor del bailarín del kiosko. Don Jesús Baltasar, la chuyona, no se amilanó; al contrario, en debido acuerdo con los mudos Vásquez, guitarreros vagos y cargados de mañas, se abrió paso a grandes trancos y se hizo dueño de uno de los faroles centrales; ahí se recargó sobre doblada pierna, encendió un cigarrillo lentamente aspirado y se puso a cantar La Mujer del Puerto a base de quejidos y cabareteros desplantes, quiebres de cintura y voz, masticación de chicle, manejo de manos, piernas y bolso que volvieron a llenarlos de porras y muestras de incondicional entrega. Como los duelos a muerte, la gente aprendió a respetar los momentos cruciales: una vez volcados gritos, pataleos, chiflidos, vivas y aplausos, emergía una dimensión (silencio-espacio) que marcaba claramente el turno del rival. Don Mario Carlos de la Vega, la Vikinga, incesante en las maniobras, sorprendió con un nuevo recurso: plantó en el tocadiscos una aria rarísima de la ópera Las Walquirias, cantada por una soprano de nombre impronunciable: don Mario se rasgó la blusa y en fenomenal coordinación de labios, gesticulación y ademanes, se manifestó como un geraca de la fonomímica que no todos los presentes aceptaron, por cierto, al notar que de don Mario no había salido un sólo aliento; concretamente los acusaron de trampa y así lo hicieron sentir con ruidos e iracundos gritos. Restablecida la tregua, la Chuyona dio también nuevo giro: se limpió el maquillaje, olvidó su sensual masticación y provocativos meneos de caderas, subió solemnemente, humildemente al kiosko, donde ya lo esperaban los Mudos afinando cuerdas y vocalizando; ante la sorpresa general, con fondos de guitarras pulsadas en las cuerdas graves y murmullo coral arreglado por el trío, Baltasar inició el recitado espectacular y vibrante, de Los motivos del lobo, cuyos versos, a pesar de las “eses” y “erres” matizadas con cierta extravagancia, mantuvieron en deleitado silencio al auditorio, silencio que tronó y sustrajo no pocas lágrimas y pródigos reconocimientos a la fotográfica memoria de don Jesús, sin error en la kilométrica letra, y a la no menos elogiable manera de sentir y proyectar su lobo, auténtica gema de histrionismo.

La media noche llegó y el jurado calificador de los eventos cerró la ronda de participaciones. Se inició el debate de los jueces para encontrar al ganador. Debate no muy acalorado, por cierto, pues antes de los diez minutos declararon triunfador unánime a don Mario de la Vega, la Vikinga, frente a los oídos incrédulos, estupefactos de la mayoría de los concurrentes que daban como ganador a don Jesús Baltasar, la Chuyona, opinión elevada a título de zacapela, y de las grandes, dado el fervoroso y surtido intercambio de insultos, amenazas y severos proyectiles derivado del dictamen.

Jueces identificados con la clase dominante (un médico y rotario por añadidura, un ex presidente municipal, dos de los dueños de la cervecería y sus respectivas consortes), dieron mucho que decir y sospechar con el veredicto. Una de las damas del jurado fue quien recibió el primer cascaronazo (en plena frente), disparo que hizo las veces de clarín de ataque. Como milicianos largamente entrenados, los rijosos se alinearon en dos flancos: hacia el lado de la mesa de honor, los vikinguitas, y en sentido opuesto los desencantos fans de la Chuyona que discretamente lloraba su infortunio. Tanto se elevaron los corajes, que al rato no sólo volaban inocentes cascarones sino bolas de lodo, corcholatas, naranjas agrias, cascarones rellenos de arena y peligrosas piedras. Acudieron policías y bomberos, estos últimos de formación reciente, y los cuales, aunque siempre se negó el hecho, fue ahí donde estrenaron su flamante carro pipa en criticada imitación de un filme norteamericano, en unas de cuyas escenas se rechazaba a desarrapados de la turba mediante la oprobiosa vía del agua. Censurable fue que los ilustres bomberos sólo apuntaron las mangueras contra el lado de los seguidores de Jesús Baltasar, en evidente apoyo al grupo de los vikinguistas, que rápidamente aprovecharon las ventajas para huir secos y salvos.

Pasaron unos días, los ánimos y los intereses cotidianos recobraron su medida. Se dejó de hablar del singular encuentro y cada quién volvió a sumergirse en su ración personal de perspectiva. Para don Jesús Baltasar la forma conseguida en ese carnaval fue un despegue. Ayudados por propios y extraños, levantó modesto local, la taquería Chuyita (en honor de su señora madre, dijo), que poco tiempo después, gracias a la vocación, capacidad de trabajo y simpatía del dueño, se convirtió en el conocido y ahora elegante restaurante Las Brasas, atendido por La Chata Baltasar, sobrina y heredera del recientemente finado Don Jesús, y casado con Ernesto Vásquez. Aquel primera voz y requinto de los Mudos, a quien todavía no hace muchos años le quedaba su chisguete y se le podían pedir, en las propias variedades montadas por la Chata, algunas cancioncitas de las de antes.

En cambio, las faenas coreográficas de don Mario, apoyadas tan rabiosamente por su séquito, dieron en ser cuestionadas con severidad. A modo de primera consecuencia, resulta indiscutible que las carnavaleras prácticas, una vez metidas en la fría máquina de la refracción, fueron las razones que impidieron a don Mario obtener Notaría Pública que semanas antes tenía más que amarrada. Gradualmente se les fueron cerrando antiguas puertas, justo las que abrían el espacio de los privilegios, el espacio de las transacciones y las billeteras de apellido ilustre. Muy pronto el otrora respetabilísimo don Mario, la licenciada Vikinga, como impíamente se le quedó, se miró atrapado, relegado ejerciendo sus servicios en niveles de escasos de nombre y conveniencia social. Profesionalmente, para decirlo pronto, don Mario quedó en los límites de la orfandad. Para rematar el cuadro, su señora esposa, una tal Carlotita Santibáñez, del mero distrito federal, se le fue el siguiente verano repentinamente indignada con el hecho de vivir soportando climas de cuarenta y tantos grados (¡qué ignominia –gemía -, tener que dormir en catre vil a la mitad de un patio!); se le fue, profiriendo todo género de pestes en contra del terruño (“pueblo carretero”, puntualizo), y del cual, por razones y designio irrebatibles, no había tenido a bien acordarse el misericordioso dios.” 

4.- Martin Huva, “Tras la historia de Hermosillo. Sus Carnavales.

A ciencia cierta no se sabe ni cómo ni cuándo iniciaron, pero ha decir de los viejos hermosillenses era de los acontecimientos más esperados de los antiguos pobladores de la ciudad de las huertas…escuché que había de todas clases de fiestas como kermesses, bailes, funciones de teatros, rifas, etc. etc.

Las manifestaciones eran encabezadas por las candidatas a reinas, recorrían las calles con música, porras y gran entusiasmo de los participantes quienes llevaban banderolas y distintivos con colores de sus partidos. Empezaban el sábado de “Malhumor” con su quema en el quiosco de la Plaza Zaragoza en medio de un gentío que con los cohetes hacían temblar a Hermosillo con ese gran escándalo. El domingo de carnaval por la mañana, se coronaba a la reina y a su princesa en el gran Teatro Noriega y por la tarde empezaba el paseo de carros alegóricos, algunos una verdadera obra maestra … desfilaban grupos que organizaban una presentación de música, baile y color, cada año se premiaban a las comparsas mejor preparadas, entre ellas encapuchados vestidos de negros como Ku-kux-klanes, mascaritas de calaveras, diablos, viejitos y la reina del carnaval a bordo de la carroza real…la calle Serdán era la principal en donde en cada esquina había grupos musicales tocando las piezas de moda, la gente se volcaba en las banquetas para disfrutar tal espectáculo.

Por la noche el baile de gala de la Reina en los patios del palacio de gobierno, el pueblo disfrutaba en La Plaza Zaragoza una gran fiesta popular. El lunes, después de mediodía, el paseo de carros alegóricos y en la noche la Reina visitaba con su corte los bailes populares, las tres fiestas nocturnas se prolongaban hasta la una o dos de la madrugada, el martes se presentaba con traje de fantasía y se daba un premio al mejor disfraz. Algunas reinas de Carnaval Magui Mendoza, María León, Lourdes Pavlovich, Norma Hoeffer, “Chagua” Maldonado, Tere Noriega, Pina Pavlovich, María Robles, Betina Lizárraga, Albita Obregón, Olga Lizárraga, Alfonsina Fragoso, Socorro Gonzales, Kira Sobarzo, Evelia Ciscomani, María Antonieta Camou, Yolanda Hoeffer y Puppy Cubillas en el último de 1957.

Algunos de los “reyes” (por acompañar a las reinas) fueron Alfonso Hoeffer, Julio Escalante, Felipe Pavlovich, Humberto Gonzales, Gustavo Mazón, Luis Hoeffer y Alberto Lizárraga, Pepe Encinas, Pepe Cubillas, Jorge Corral, Héctor Pesqueira, Héctor Seldner, Enrique Cubillas y Carlos Escalante Platt entre otros.”

(Extraído de “Hermosillo de mis recuerdos” de María Belén N. de Martínez de Castro.)

5.- Dr. Ismael Valencia Ortega. “Isela Vega, el carnaval de Hermosillo el año 1957 (y la lucha de clases y de partidos políticos en el gobierno de Álvaro Obregón, que lo prohibió para siempre o hasta ahora.) Exhibió serios conflictos políticos entre los empresarios, agricultores y ganaderos, se exhibieron en las preferencias y confrontación en la elección entre las candidatas a reina. Entre ellas estaba Isela Vega, quien a sus 18 años da inicio a su carrera cinematográfica.”

https://www.youtube.com/watch?v=yMOmJaFglQY

Luz Marina Martinez Arias: Cuando fue reyna “Pupy” Cubillas, la princesa fue Isela Vega, vi el recorrido frente al museo, unos con guitarra entonando una canción que le compusieron a la Isela, “quiero ponerle su jardín a Isela, mamá, pero ha de ser con flores amarillas, mamá, aunque se enoje la pupy cubillas, mamá, solo la reyna Isela será”. Yo tenìa diez años.”

Silvestre Uresti, doctor en ciencias sociales por el Colegio de Sonora, escribió: El carnaval de Hermosillo. Inicio y fin del imperio de la locura (1886-1957). Estudia las festividades sociales de esa región noroeste mexicana y se centra en este carnaval de la capital del estado. Su enfoque es histórico y cultural, y su estrategia analítica es la del ensayo con profundidad y crítica política.

6.- Culiacán, Sin. (apro).- Durante el primer día de actividades del Carnaval Internacional de Mazatlán 2025, efectivos de la Marina aseguraron a un grupo armado que viajaba a bordo de un vehículo en la zona dorada del puerto, además se registró el atentado a balazos contra un empresario local, en las cercanías del Centro de Justicia de ese municipio.

Maztlán. Grupo Firme canceló su presentación en el Carnaval de Mazatlán, programada para este 1 de marzo, luego de que la agrupación recibiera amenazas en una narcomanta hallada ayer en Tijuana junto a una cabeza humana. El cantante sinaloense Julio Preciado manifestó preocupación por la violencia que sufre el gremio del regional mexicano.

"Me duele lo que está pasando, no solo con Grupo Firme, con todos los compañeros que les están haciendo esto. Les están impidiendo tocar y hacer su trabajo, que es con el que mantienen a sus familias y las de toda la gente de su staff", expresó el intérprete de banda tradicional. Es momento de que se pongan las pilas las autoridades, porque al rato no vamos a poder trabajar ni hacer conciertos. ¿Qué culpa tienen los artistas? Sea quien sea. No estoy diciendo que esto sea algo contra Grupo Firme en particular, pero si cantaste alguna canción o mencionaste a alguien, ya es motivo para que no te dejen trabajar. En la música todos somos una gran familia y de verdad me duele lo que está pasando", agregó Preciado, quien ayer fue homenajeado en la Arena Coliseo Guadalajara.

7.- Guaymas, Sonora. ¿Ya no “corren”, por la avenida Serdán del puerto, las recurrentes fugas del drenaje?

El Gobierno de Sonora destinó una inversión de 70 millones de pesos para la rehabilitación y equipamiento de 17 cárcamos de bombeo ubicados en diversas zonas de Guaymas, con lo que se resuelve el problema de derrames de aguas negras, una demanda sentida por años de los habitantes del municipio, informó el gobernador Alfonso Durazo Montaño.

https://www.sonora.gob.mx/gobierno/acciones/gobernador/resuelve-gobernador-durazo-derrame-de-aguas-negras-en-guaymas

En noviembre de 2024, se reportó que la red de drenaje y alcantarillado de la avenida Serdán de Guaymas estaba funcionando bien. El problema del drenaje sanitario en Guaymas ha existido por varios años. Para resolverlo, se han instalado cárcamos en diversos sectores de la ciudad. También se han realizado acciones de equipamiento, como la instalación de bombas, sistemas eléctricos, transformadores, casetas y cerco perimetral. El sistema es una infraestructura que se encarga de recolectar y eliminar el agua de lluvia y residuales. Esto evita estancamientos e inundaciones, y es fundamental para mantener la salubridad y el equilibrio hidrológico.

Guaymas 2025 anuncia su programa con Juanes y Laberinto como parte del elenco musical. La tradicional fiesta del puerto se llevará a cabo del 27 de febrero al 4 de marzo con algunos de los actos en vivo más importantes de la escena nacional y latinoamericana.

Bajo el título de “La fiesta es nuestra” se reveló la cartelera, con Juanes y Laberinto a la cabeza del elenco musical que ofrecerá conciertos gratuitos para todo el público.

La fiesta tradicional más importante y grande del puerto contará también con otros grandes actos en vivo de la escena nacional y latinoamericana, como La Original Banda Limón, Su Majestad La Brissa y Kalimba, entre otros.

“Estamos muy contentos porque siempre hay que dar variedad y sumar cambios para que el Carnaval sea la fiesta más importante del estado, por ello lo invito a divertirse porque la tradición la hace todo Guaymas”, señaló en conferencia de prensa la alcaldesa Karla Córdova González.

Destacan también los nombramientos de la maestra de artes Nubia Castillo como Gran Mariscal, mientras que la comediante e influencer Karina Torres será la madrina.

Otras actividades. La coronación de la reina tendrá lugar el 28 de febrero, mientras que los desfiles de carros alegóricos del 1 al 4 de marzo (Karina Torres estará presente los días 1 y 2 de marzo, acompañada de bailarines brasileños).

Como en cada edición, el Carnaval contará también con un programa cultural y artístico para toda la familia, cuyos detalles se estarán dando a conocer más adelante a través de las redes sociales de @guaymascarnaval.

https://oem.com.mx/elsoldehermosillo/gossip/carnaval-de-guaymas-2025-anuncia-su-programa-con-juanes-y-laberinto-como-parte-del-elenco-musical-21282964



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